
Los bomberos de California batallan desde el lunes para evitar que el poderoso incendio Caldor alcance el turístico lago Tahoe desde el sur, mientras también el servicio de bomberos de Nevada busca atajar el fuego desde el norte, luego de que este se asomara a la frontera estatal este martes.
Las autoridades locales aseguraron que lograron alejar las llamas de viviendas y otras infraestructuras de Christmas Valley y Meyers, pero que el peligro no ha pasado: Se mantienen fuertes vientos y un clima seco que facilitan el avance del incendio.
Entre tanto, desde el lunes miles de personas residentes de las zonas aledañas al lago Tahoe, entre los que se cuentan familias adineradas, abandonaron el lugar cumpliendo una orden obligatoria de evacuación. Coches de gama alta abarrotaron las carreteras interestatales de la zona, y en algunas casas aparecieron carteles rezando: “Los saqueadores serán disparados”.
El problema para los bomberos tanto de California como de Nevada es que la trayectoria y evolución del fuego Caldor es altamente impredecible.
El experto en fuegos Steven Volmer aseguró ayer al diario Los Angeles Times que las condiciones del clima seco hacen que la probabilidad de que el fuego se mueva de forma errática y esparza cenizas que puedan crear un nuevo incendio es “extremadamente alta; de más del 90 por ciento”.
De hecho, pocos kilómetros al este de Caldor se desarrolla otro incendio, el Tamarack, que justo se ubica en la frontera entre California y Nevada, pero que es de menores dimensiones, por ahora.
La buena noticia es que, aunque se espera que este miércoles el clima siga siendo desfavorable para controlar el incendio, estas condiciones deben empezar a cambiar el jueves, cuando mejorará el clima.
En la noche del martes, el Servicio Meteorológico Nacional de EU explicó que el fuego ha consumido 76 mil 900 hectáreas, amenaza a un total de 33 mil estructuras construidas por humanos y está controlado apenas en un 16 por ciento.
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