El secretario de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, confirmó ayer lo que anunció un día antes Estados Unidos: que él, al igual que otros altos cargos del régimen chavista, negoció con la oposición para derrocar al presidente Nicolás Maduro. No explicó, sin embargo, por qué el martes, día del golpe de Estado, dio marcha atrás.

“Da mucha indignación por dentro que pretendan romper con el honor militar, que es lo más sagrado que tiene el soldado. Que me vengan a comprar con una oferta engañosa, estúpida, ridícula, con esas ofertas que andan haciendo de la boca para afuera, porque en el pecho y en el corazón no tienen nada”, dijo Padrino López durante un acto militar en el que apareció en todo momento junto a Maduro.

Sin referirse explícitamente a qué negoció y con quién, Padrino reiteró que “da mucha indignación pretender comprarnos como si fuéramos mercenarios”.

Sobre la veintena de mandos medios que se sublevaron y apoyaron el golpe de Guaidó, el jefe de las Fuerzas Armadas bolivarianas advirtió: “Eso sí, los que vendieron su alma no pueden estar entre nosotros”.

Sobre el destino de los sublevados habló también Maduro en la misma ceremonia castrense. “Estamos en combate. Máxima moral en ese combate para desarmar a cualquier traidor, a cualquier golpista”, declaró ante 4 mil 500 soldados.

Sin embargo, el líder chavista no se atrevió a señalar directamente al principal promotor y beneficiario de su intento de derrocamiento: Juan Guaidó (probablemente por miedo a que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considere el arresto de su protegido como causa para iniciar una invasión militar en Venezuela).