Nacional

El Lupón, santo de los polleros, entre el mito y la leyenda

Afirman que era un trailero que pasaba migrantes a EU sin cobrarles ◗ Su lema: “Usted pida que el de arriba es mi compa”; la Iglesia católica no lo reconoce ◗ Para los estudiosos es un fenómeno social fundamentado por historias legítimas ◗ Un 9 de marzo de 1983 no se supo más de él y se instituyó como el Día de El Lupón

Guardia del Camino, Señor de las Fronteras
Guardia del Camino, Señor de las Fronteras Guardia del Camino, Señor de las Fronteras (La Crónica de Hoy)

Martín, un enganchador de ilegales, pasa a espaldas del Parque Niños Héroes de Chapultepec, que se encuentra ubicado a unos cuantos pasos del cerco internacional que divide a Mexicali de Calexico, California, y se persigna mientras pasa por un nicho que siempre se encuentra arreglado.

¿Quién es el santito al que le rezas?, le pregunta uno de los migrantes que espera a ser “enganchado” por polleros en una de las bancas del parque.

“Tú también deberías rezarle, para que te ayude a cruzar a Estados Unidos y llegar con bien hasta el destino que buscas llegar. Es El Lupón, guardián del camino y señor de las fronteras; es a quien nos encomendamos para que no nos agarre la Migra”, respondió Martín.

De apariencia robusta, con el pelo peinado hacia atrás, al estilo de los cholos de la década de los 70 y con un grueso bigote, aparece el rostro de El Lupón en diversos altares, nichos y murales de grafiti en los que se le venera. Sus imágenes, principalmente, aparecen en zonas con tradición ligada a la cultura del tráfico de ilegales, en el Centro Histórico, así como en las colonias Pueblo Nuevo, Baja California, Bellavista, entre otras. Es conocido ampliamente entre un sector de los polleros como su santo y protector, aunque la Iglesia católica no lo reconozca ni admita como tal.

Pero, ¿quién era El Lupón?, ¿existió?, ¿es una leyenda?, se le cuestiona a Martín, quien de cierta manera se molesta ante la duda del reportero.

“Claro que existe. Era un vato al que le gustaba ayudar a los demás. Tengo amigos y familiares que lo conocieron en los 70 y los 80. Era un trailero que ayudaba a los migrantes a cruzar sin cobrarles nada y, además, cuando se los hallaba en el camino, en el desierto, les daba agua y comida”, aseguró.

En ese sentido, Luis Ongay, investigador del Instituto de Investigaciones Culturales de la UABC, indicó que El Lupón es un fenómeno social emergido de la psicología de la cultura, que se ubica en la categoría de los santos emergentes, o santos fuera de la Iglesia como institución, tal cual existen otros, como Malverde en Sinaloa o el Niño Fidencio en Nuevo León.

Hasta ahora, culturalmente, dijo, se le puede considerar una leyenda bien fundamentada por las historias legitimadas por muchos de los actores que han entrevistado como parte de las investigaciones sociales que se han hecho del tema.

El Lupón era un mito que conforme pasó el tiempo, mientras hicimos las investigaciones y se recopilaron entrevistas con protagonistas, se obtuvieron datos y demás, se convirtió en leyenda. Como dijimos, surge de una necesidad social, de estos santos emergentes, que la cultura popular es la que los canoniza, mas no la Iglesia”, comentó.

Mientras tanto, Lourdes Mondragón, antropóloga del CIC Museo de la UABC, sostuvo que esta historia de El Lupón es una tradición oral o una especie de historia que sola se construye o se reconstruye, donde hay elementos que no existían en la versión real u original, pero que van tomándose o adaptándose de acuerdo a las necesidades que tienen ciertos individuos de construirlas.

El investigador de la UABC, Luis Ongay, refirió que el personaje era originario del sur de California, del área de Los Ángeles, donde trabajaba como trailero o troquero en la parte final de la década de los 70. Por lo menos cada fin de semana traía mercancías al área de Mexicali y su valle, donde empezó a darse cuenta de la cantidad de personas que buscaban cruzar a los Estados Unidos en la búsqueda de mejores oportunidades de vida. Posteriormente, empezó a ayudar a los migrantes a llegar a Estados Unidos, al subirlos a su tráiler, donde los escondía para introducirlos al vecino país.

Joaquín Rodríguez, residente de la colonia Pueblo Nuevo, cercana al Centro Histórico y el cerco internacional, aseguró que varias personas de su entorno conocieron a El Lupón, quien era un hombre muy alto, robusto, y con grueso bigote.

“Algunos pensaban a primera vista que era malo, pues parecía cholo, se peinaba hacia atrás. Pero para nada, siempre veía como ayudar a los demás no sólo para cruzarlos al otro lado, sino que si alguien ocupaba dinero, comida, él los ayudaba. Su frase era: ‘Usted pida, que el de arriba es mi compa’”, describió.

De acuerdo a lo recopilado por el Instituto de Investigaciones Culturales de la UABC, fue un 9 de marzo de 1983 la última vez en que se supo algo de este personaje. Según los testimonios orales, en ese día El Lupón organizó junto con otros polleros una expedición con más de 200 migrantes, para lograr introducirlos al vecino país. Sin embargo, cuando casi llegaban al punto donde los retenes de las autoridades son más fuertes, los paisanos lograron escapar, pero de José Guadalupe Ibarra no se supo más, pues desapareció.

Luis Ongay, investigador de la UABC, expuso que debido a esto, el 9 de marzo es considerado el Día del Lupón, puesto que fue la fecha en que aparentemente falleció.

Freddy, otro traficante de ilegales, argumentó que sólo los polleros tradicionales, aquellos que no están inmiscuidos en el secuestro de migrantes ni en la trata de personas, son los que se encomiendan a El Lupón para pedirle que no los atrape la Patrulla Fronteriza ni la policía, y para que las personas que transportan lleguen con bien.

“Hay otros amigos polleros que aseguran que han visto una persona parecida a El Lupón en el desierto, y que los guía con linterna por los caminos donde regularmente la Migra no cruza.

A mí no me ha tocado verlo, pero sí les creo”, mencionó Freddy, mientras buscaba abordar un grupo de centroamericanos que buscan cruzar “al otro lado”.

Mientras tanto, normalmente los migrantes y coyotes pasan al nicho de El Lupón que existe en el Parque Niños Héroes de Chapultepec. Ahí, en tanto decenas de automovilistas hacen fila para pasar a Estados Unidos, ellos aprovechan para encomendarse, pues los operativos de la Migra cada vez están más duros.

Copyright © 2017 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México