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El peligro de ser víctima de su propio éxito

El peligro de ser víctima de su propio éxito

El peligro de ser víctima de su propio éxito

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Bernie Sanders es un caso único en la política moderna de Estados Unidos. Es único no sólo porque pasó de ser un perfecto desconocido a ser mucho más popular y carismático que su rival por la candidatura demócrata para las elecciones de 2016, la archiconocida Hillary Clinton, sino porque, pese a sus 75 años de entonces, logró con su descarado discurso progresista entusiasmar a la adormecida juventud estadunidense, que acudía a sus mítines como si se tratase de una estrella de rock.

Recordemos que la ex primera dama y exsecretaria de Estado de EU sólo ganó la candidatura presidencial por el injusto sistema interno electoral del Partido Demócrata, que otorga mucho más peso al voto del establishment que al voto popular. (La historia se vengó, sin embargo, pocos meses después, cuando el también injusto sistema electoral estadunidense dio la victoria al republicano Donald Trump, pese a que ella ganó el voto popular por más de tres millones de diferencia. Pero ésa es otra historia).

Lo destacable del fenómeno Bernie ese dramático 2016 fue que estuvo a punto de ganar la candidatura haciendo lo que era hasta entonces un tabú: proclamándose socialista. Según varias encuestas, de haber logrado la candidatura demócrata incluso podría haber ganado a Trump y haber ahorrado al mundo la pesadilla populista que se instaló en la Casa Blanca y que pretende alargar otros cuatro años más, si logra salir reelegido en noviembre de 2020. Impedir que esto ocurra es el objetivo sagrado de Sanders, y quiere hacerlo, además, de la forma que más pueda dañar al estafador inmobiliario reconvertido en presidente: devolviendo a Estados Unidos su identidad multicultural y multirracial que tanto aborrecen los supremacistas blancos conservadores, empezando por el presidente y su corte de palmeros republicanos.

La doctrina Sanders lanza también guiños al futuro inmediato, con promesas de impuestos más altos para los multimillonarios e inversiones en energías renovables. Nada podría enojar más al magnate amante del carbón que esta política, y nada podría hacer entusiasmar más a la generación ­millennial, que teme vivir mucho peor que sus padres y sufriendo cada vez con más virulencia el cambio climático que niega el presidente.

Sin embargo, el veterano senador, que ya en 1963 participó en la legendaria marcha de Washington por los derechos civiles que encabezó Martin Luther King, corre el peligro de morir de éxito, porque la moda ahora entre los progresistas estadunidenses es pelearse por ver quién es más socialista. Varios de ellos están ya en la carrera presidencial demócrata, desde la aguerrida Elizabeth Warren a la feminista Kamala Harris, pasando por el hispano Julián Castro u otra joven promesa que se lo sigue pensando, Beto O´Rourke. ¿Podrá imponerse en su segundo intento este viejo “socialista demócratico”, como se define a sí mismo Bernie Sanders?

fransink@outlook.com