El presidente de Cataluña, Quim Torra, habló ayer por primera vez después de dos días de disturbios a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo español contra 12 líderes políticos y sociales independentistas.

El mandatario, sin embargo, optó por ignorar los disturbios en una declaración que hizo en la mañana durante una marcha independentista en Girona, en el norte de Cataluña. A pie de carretera, Torra aseguró que el gobierno catalán está “al lado de la gente” e insistió en que respalda “todas las manifestaciones que se están haciendo en Cataluña” contra la sentencia del Supremo.

Esta declaración llamó la atención en los medios, no sólo por su contenido, en el que Torra incluso pareció respaldar los actos violentos de la noche del martes en Barcelona, sino porque a primera hora de la mañana el mandatario catalán se reunió con su consejero de Interior, Miquel Buch, para analizar lo sucedido y la respuesta de la policía catalana.

Horas después, y cuando de nuevo los altercados entre manifestantes independentistas y los Mossos d’Esquadra, la policía catalana, derivaron en barricadas y quema de contenedores de basura, e incluso coches, Torra tuvo que volver a comparecer ante los medios.

Tras consumarse la tercera noche de disturbios, y pasada la medianoche, hora local, Torra ahora sí rectificó y afirmó que “no se pueden permitir los incidentes que vemos en las calles de nuestro país” y agregó que “no hay ninguna razón para quemar coches o para cualquier otro acto vandálico”, aunque atribuyó los disturbios a “grupos de infiltrados (sin precisar de dónde) y provocadores”.