Opinión

El racismo en el “país de las libertades”

El racismo en el “país de las libertades”

El racismo en el “país de las libertades”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace unos días, el mundo entero fue testigo de las múltiples protestas que se llevaron a cabo en Virginia, Estados Unidos, en contra del racismo que ha ido en aumento en aquella nación, manifestaciones que cobraron la vida de tres personas y la detención de varias más por la violencia en la que terminaron dichos actos.

Debido a ello, renunciaron tres asesores de Donald Trump tras la reacción del presidente de la Unión Americana “al negarse a reprender explícitamente a supremacistas blancos” que atentaron contra los manifestantes que exigían al mandatario “honrar los valores fundamentales y los ideales estadunidenses de que todas las personas son creadas en igualdad”.

Lo anterior es sólo una muestra del reciente auge que ha alcanzado el racismo en los Estados Unidos desde que Trump llegó a la Casa Blanca, así como de un lamentable retroceso social provocado por los mensajes de odio de quien hoy gobierna la nación más poderosa del planeta.

El racismo de nuestro vecino del norte, no sólo es parte de su historia sino también de sus genes, pues EU se formó con el puritanismo religioso que huía de una Europa de fanáticos y del liberalismo ilustrado que, en aras de su progreso, desdeñaba las ideas absolutistas y conservadoras.

Con base en ello, podemos entender diversos factores como la segregación y la diferenciación de razas y castas y que, en voz de los supremacistas blancos identificados con Trump, hoy vuelven a salir a las calles en espera de adueñarse otra vez de las mismas, como en décadas pasadas en donde negros, latinos y judíos no podían ejercer con plenitud sus derechos más básicos como el caminar por la banqueta o tomar un asiento en los autobuses públicos, por poner un ejemplo.

Lo lamentable es que la llegada de Donald Trump provocó la salida de racistas de closet que permanecían ocultos bajo el peso de pertenecer al país autollamado “cuna de la democracia”, personas por las que no puedo dejar de sentir lástima, pues creen ser parte de una supremacía que, de existir, sería contradictoria, pues la superioridad la demuestra la materia gris y no la violencia o la discriminación, factores que sólo dejan ver en el humano un exceso de ignorancia.

Con esta nueva expansión racista, cobijada desde la Casa Blanca, se prevé otra oleada de actos violentos y vandálicos en distintas ciudades de los Estados Unidos, como ocurrió en el 2014 y 2015 en Maryland, en donde se decretó toque de queda y estado de emergencia como medidas asumidas luego de los actos que dejaron muertos, heridos y cuantiosos daños materiales, como consecuencia de la muerte de un joven de color que se encontraba ya bajo arresto policial.

Lamentablemente esto es lo que ha estado ofreciendo Trump desde su campaña con la mayoría de sus mensajes en redes sociales, al grado de criminalizar a los inmigrantes al referirse a ellos como asesinos, violadores o narcotraficantes, y digo lamentable porque eso justamente le dio el triunfo a la presidencia del vecino país del norte, pues revivió en mucha gente ese sentimiento nacionalista conservador que no es otra cosa más que un sentimiento xenófobo que muchos creíamos muerto en la sociedad norteamericana, pero vemos que no fue así pues sólo estuvo guardado entre las mentes de individuos que añoran el medievo y que a pesar de los grandes avances, anhelan edificar un país en donde reine una sola raza e ideología ultraconservadora.

Por si fuera poco, esa ideología la han llevado más allá de los Estados Unidos al sentirse ese país como policía del mundo, papel que por cierto nadie les pidió que asumieran, pero que les sirve a ellos para meterse en los asuntos de todos los países.

Además se asignan atribuciones extralimitadas pues creen que pueden boletinar a quien deseen, ya sea del medio artístico, político o deportivo, sólo por tener la mínima sospecha de ser parte del crimen organizado, ocasionando un linchamiento en las redes sociales sin siquiera tener el fallo de un juez o pruebas concretas que los vinculen.

Por todo ello me pregunto, ¿hasta cuándo un juez en Estados Unidos juzgará a uno de tantos responsables de la venta de armas que han dejado miles de niños y jóvenes muertos en varias partes del mundo?, ¿cuándo aplicarán en su propio país el papel de policía mundial para frenar el comercio armamentístico al narcotráfico? Se ve difícil, y quizá nunca lo apliquen pues el negocio de armas les está dejando cuantiosas ganancias que, de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), anualmente obtienen más de 36 mil millones de dólares.

Ojala que el gobierno mexicano alce la voz ante una instancia internacional para poner un freno al tráfico de armas que tanto daño ha hecho, como el fallido operativo “Rápido y furioso”, mismo que dejó en evidencia su doble moral, pues mientras por un lado los estadunidenses juran sobre la Biblia, su actuar contradice el contenido de la misma, pues siempre actúan contra el prójimo.

Y de pilón:

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode) el Estado de México, es uno de los estados con mayor consumo de alcohol entre jóvenes de secundaria y preparatoria, dato bien conocido por los empresarios de bebidas alcohólicas, bares y antros de mala muerte, por lo que se dieron a la tarea de cabildear en el Congreso mexiquense la despenalización de la venta de alcohol a menores de edad en aquella entidad, lo que deja ver una grave descomposición y un retroceso legislativo en ese estado, por cierto uno de los más golpeados del país por la inseguridad.

Twitter: @julioc_moreno