Opinión

El reto de ganar sin el QB titular

El reto de ganar sin el QB titular

El reto de ganar sin el QB titular

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

No imagino el dolor de cabeza y presión que debe experimentar un coach de futbol americano profesional al perder a su marisca de campo titular y tener la obligación de ganar a como dé lugar porque así lo dicta la jerarquía de una liga como la NFL.

Pocos son los entrenadores que lo logran, digamos que contados a lo largo de la historia, y Mike Tomlin de Pittsburgh, se ha metido en esa selecta lista sea o no un tipo simpático para la gran mayoría.

Cuando arrancó la temporada, los sueños de los Acereros parecían derrumbarse muy temprano no sólo con un arranque decepcionante de tres derrotas y cero triunfos, sino peor aún al recibir la noticia de que perdían por toda la campaña a Ben Roethlisberger, su pasador titular y pilar de un equipo que perdió a sus otras dos joyas ofensivas (el receptor Antonio Brown y el corredor LeVeon Bell).

Para la gran mayoría la temporada estaba perdida, no así para Tomlin que 11 semanas después tiene a su equipo con un pie en los playoff, quizá a tirones y pujones, pero al menos hasta la semana 14 es uno de los comodines de los dos que avanzan a la siguiente fase.

Lo que llama la atención de Tomlin es que debió hacer muchos ajustes para llegar a este punto y, ciertamente, no se ha equivocado, porque muy pocos pueden ganar de manera consistente con un par de suplentes desconocidos en la posición de quarterback como lo ha hecho él.

Echó mano de un verde Mason Rudolph (apenas en su segundo año) y se las arregló para ganar, quizá de manera austera y poco vistosa, pero ganar. Más tarde, cuando el nivel de Rudolph comenzó a disminuir, Tomlin sacó de la banca a un verdadero desconocido llamado Devlin Hodges, su tercer mariscal (que es más conocido por haber ganado en la universidad un concurso para atraer patos con sonidos) y después de tres victorias tiene en la mira la postemporada cuando parecía un año tirado al bote de la basura.

Con el llamado Pato Hodges, y aún con una ofensiva parchada en posiciones clave al no contar con el corredor James Conner y el receptor Ju Ju Smith Schuster, Tomlin mantiene a los Acereros en el mapa, y lejos de pensar que es cosa fácil, baste señalar que ha habido casos de buenos entrenadores que no pudieron rescatar una temporada o parte de ella al perder a su quarterback titular. El más claro ejemplo fue Kyle Shanahan el año anterior al perder a Jimmy Garoppolo en la semana 3.

Del lado contrario de la moneda y al igual que Tomlin, están los casos Doug Pederson de Filadelfia tras ganar el Super Bowl LII  de la mano Nick Foles al perder al abridor Carson Wentz en 2017.

Otro caso es el de Frank Reich que después del abrupto e inesperado anuncio de retiro de Andrew Luck, debió de ajustarse para hacer el cambio de planes a tan sólo unas semanas de iniciar la actual temporada con el suplente Jacoby Brissett, y aunque con pocas posibilidades, aún están en la pelea por un boleto como comodín hacia los playoffs.

Curiosamente baste señalar que Reich es discípulo de Pederson, y éste último de Andy Reid (actual entrenador de Kansas City). Reid hizo lo mismo en Filadelfia en 2006 cuando perdió al titular Donovan McNabb y se metió hasta postemporada con el suplente Jeff Garcia. Es decir, cada uno aprendió de su maestro.

Porque una cosa es ganar con todas las armas y otra muy diferente sin el piloto principal de la nave. Si nos vamos más atrás del caso Tomlin tenemos a otros como el mismo Bill Belichick de Nueva Inglaterra, quien rescató la campaña del 2008 con Matt Cassel después de que Tom Brady se perdió todo el año por una fractura en la pierna. Los Patriotas terminaron 11-5.

En 1986 lo hizo también Bill Walsh con San Francisco al no contar con Joe Montana y echar mano de un desconocido llamado Jeff Kemp durante seis juegos para mantener a flote a los 49ers mientras regresaba Montana. Al final de esa campaña ganaron el título divisional y se metieron hasta playoffs.

En este año, además de Tomlin, podemos destacar lo sucedido en Nueva Orleans, donde Sean Payton mantuvo en la pelea a los Santos aún sin Drew Brees, quien se perdió cinco juegos por una fractura en el dedo pulgar derecho. Payton se las arregló para ganar con Teddy Bridgewater, un mariscal por el que ya nadie daba un centavo. Con Bridgewater se fue 5-0 y mantuvo en la cima a los Santos hasta el regreso de Brees. Ahora Nueva Orleans pelea el primer lugar de la NFC.

Y bueno, ya que hablamos de aprenderle a los mentores, no hay que olvidar que Payton fue alumno de Parcells, al igual que Belichick. Como se recordará, Parcells, al frente de los Gigantes de Nueva York, ganó el Super XXV con un suplente llamado Jeff Hostetler, quien desde el último mes de la temporada regular de 1990 fue el titular tras la lesión que marginó al estelar Phil Sims.

Seguramente más de uno se preguntará y de dónde aprendió Tomlin ese arte de ganar con el pasador sustituto, pues resulta paradójico que de la misma escuela que los otros ejemplos citados anteriormente. Tomlin fue parte del staff de Brad Childress en Minnesota a la defensiva, pero Childress fue alumno de Andy Reid quien a su vez procede de Mike Holmgren (Green Bay). Holmgren fue quizá el máximo exponente y alumno más avanzado de la filosofía ofensiva del maestro Bill Walsh en San Francisco.

Así que, aunque parezca que Tomlin es un producto aislado, la realidad es que algo de todo ese árbol se habrá quedado en él. Ciertamente no es ningún genio ofensivo ni un innovador, pero está claro que sabe delegar, administrar un equipo, en otras palabras sabe ganar.

fernando.argueta1967@gmail.com