Cultura

El ser humano no sólo es fisiología, señala Francisco González Crussí

El médico y escritor recibió el Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña.v Muchas veces es mejor leer a un buen novelista o un buen cuentista que a un filósofo mediocre, dice.

El médico y escritor recibió el Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña.v Muchas veces es mejor leer a un buen novelista o un buen cuentista que a un filósofo mediocre, dice.

El ser humano no sólo es fisiología, señala Francisco González Crussí

El ser humano no sólo es fisiología, señala Francisco González Crussí

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Muchas veces es mejor leer a un buen novelista o un buen cuentista que a un filósofo mediocre, salen más verdades, señaló en entrevista Francisco González Crussí, ensayista y médico, quien ayer por la noche recibió el VI Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“El tratar de fusionar la medicina y la literatura me ha remontado a un plano más general, a una visión más vasta. El ser humano  completo no es solamente la fisiología y el cuerpo, también es lo que no se ve, su historia familiar, sus recuerdos de la infancia, sus sueños, ambiciones, temores y ansiedades; si le quita todo eso a un hombre, sólo queda el cuerpo”.

El tipo de reflexiones que hago son filosóficas, aunque la palabra sea muy grande, porque no soy ni cuentista ni novelista, explicó. “Nunca he escrito en términos concretos de una persona y sus  vivencias, sino que lo opuesto, en términos generales de cómo se ve la vida”.

Mi proyecto central, apuntó González Crussí, es  mezclar, entreverar o fusionar conceptos de la medicina con ideas de tipo literario, artístico. “No es fácil, a veces trato de hacerlo y salen dos cosas inconexas, pero creo que es útil tratar de mezclarlas porque si se atiende  solamente a lo material, el cuerpo, no se ve al ser humano completo”.

“La principal labor del patólogo que hace autopsias es determinar la causa de la muerte, entonces es muy fácil. Si se abre un cuerpo y se ve que el hígado está devastado, la causa es un padecimiento del hígado; pero si el ensayista se pone a reflexionar sobre qué lo mató realmente, es que el hombre era un alcohólico y por ende desarrolló una cirrosis de hígado, pero ese alcoholismo le vino del entorno en que se desarrolló y, entonces, la culpa no es del hígado ni del entorno sino que el hombre nació en la miseria”.

Para entender al ser humano hay que entenderlo todo y, aunque ese tipo de reflexiones no tienen quizá ninguna labor práctica, el punto de vista filosófico no basta, puntualizó. No obstante, “si nos ponemos de una causa a otra, los eslabones nunca acaban, entonces el patólogo que escribe un reporte de la autopsia, sería como el Quijote de la primera edición”.

En las necesidades de la vida práctica tenemos que conformarnos con una respuesta final, definitiva, pero hay necesidad desde el punto de vista humanístico de decir que aquí no acaba el problema. Alguien tiene que decir: “momento, señores, piensen en otras causas”.

Si la cultura humanística aumentara en los países de origen latino, sería formidable porque ya existe una especie de calor humano, si aparte de eso lo ennoblecen con amor por los altos ideales, la virtud, sería un mejor lugar el mundo.

Hay que interesarse por la literatura, por la filosofía, porque ésa debe ser la educación general del pueblo, aseguró. “Si  hay quejas, decimos está peor del otro lado de la frontera, porque hay mayor cercanía a las humanidades en los países de origen latino”.

“Allá hay grandes humanistas, de los mejores del mundo, pero están en las universidades; no es una cosa que permee en el pueblo, son dos mundos diferentes”.