Cultura

El tema del horror tiene que ver con la locura, dice Mariana Osorio

ENTREVISTA. La escritora cubana presenta su libro Las siete vidas de un gato y señala que “los narradores que elegí para contar las historias me abrieron paisajes de lo humano que están bordeando el tema del horror, de lo inexplicable”.

Mujer abrazando un árbol
Mujer abrazando un árbol Mujer abrazando un árbol (La Crónica de Hoy)

La historia de la terapeuta de mascotas que un día recibió en su consultorio a Lucrecia, una gata rebelde y el primer animal que escuchó hablar como cualquier humano; o el relato de Ciro, un niño-gato que es respetado por toda la manada de mininos gracias a sus habilidades de caza, son parte de Las siete vidas de un gato, libro de cuentos escritos por Mariana Osorio Gumá (Cuba, 1967).

El título publicado por Ediciones Castillo e ilustrado por Pamela Medina reúne siete relatos donde los protagonistas son gatos y son ellos quienes con misticismo reflejan las debilidades humanas.

“El gato es un animal hermoso a la vista y siempre me ha generado mucha curiosidad, es una figura que concentra algo muy enigmático; primero porque es un animal doméstico, pero tiene algo de ingobernable, es un poco salvaje y por más que esté en las casas, es un animal que suele mantener cierta independencia, autonomía, se las arregla. Aunque también puede ser cercano y cariñoso”, comenta Osorio Gumá.

La también ganadora del Tercer Premio Lipp de Literatura, explica que su intención no fue hacer un libro sobre gatos, sino que estos animales se fueron colando en sus historias. “El gato se fue colando en los cuentos hasta que fue tomando una forma de conjunto, porque cada cuento implica un momento de exploración”.

En uno de los cuentos, el narrador gato lanza una idea que se repite en varios relatos: “Durante años, me negué a compartir techo con un tonto humano, a pesar de no poder prescindir de una ayudita en materia alimenticia cada tanto. Una subvención. Una beca temporal”.

¿La debilidad humana es un tema que buscabas con estos cuentos?, se le pregunta a la autora. “Lo que ha resultado de los cuentos es explorar lo relacionado con el enigma de la naturaleza, en este caso, la naturaleza felina y de alguna manera ha resultado en la exploración del enigma de lo humano, de la parte más inaccesible de cada uno de nosotros a través de ciertos rasgos, la avaricia, el egoísmo, la locura”, responde.

Osorio Gumá añade que logró aterrizar en la parte más inestable de las personas, “esa parte en la que siempre me ha gustado jugar: la que va entre lo sobrenatural y lo que llamamos locura”.

La foto: El Niño Soldado
Por: Iván Guevara RamírezJune 17, 2025

—¿Podrías considerar tus cuentos como narraciones de horror? —se le cuestiona. “Es la frontera que me gusta explorar: la locura y el terror. Si leemos a Edgar Allan Poe todo el tema del horror tiene que ver con la locura, están ahí tomados de la mano”, señala.

Los narradores, que por lo general, son gatos ayudaron a la autora crear la atmósfera de misterio. “Los narradores que elegí para contar las historias me abrieron paisajes de lo humano que están bordeando el tema del horror, de lo inexplicable, esos bordes a los que llegamos con la palabra y lo que brota es algo que no podemos nombrar”.

“Ese cuento viene de fantasías infantiles, del momento de la vida en que unos niños quieren ser un animal y de cuando otros ya no tan chicos creen que son un animal. Me parecía interesante explorar la diferencia entre un niño que quiere jugar a ser un gato y un niño que está en un campo más locochón, creyéndose ser un gato”, platica Osorio Gumá.

“Ciro” es uno de mis cuentos favoritos del libro, revela la autora. “Me gusta la transformación del personaje, cómo Ciro es un niño raro, loco, echado y olvidado por la familia que termina por encontrar su lugar entre los animales, me gusta esa transformación de la búsqueda del niño y sobre todo, me resultó muy divertido escribirlo por el lenguaje del narrador que es un gato”.

Osorio Gumá confiesa que en el cuento “La sonrisa de Giuliano”, el juego con el lenguaje fue enriquecedor. “Fue estimulante la posibilidad que te da la ficción de colocarte desde un narrador que es un animal, porque es tener esa visión del mundo y del humano”.

— ¿Una posible lectura del libro es el cuidado hacia los animales?

— De hecho el primer cuento que da título al libro, de lo que trata es la maldad humana, de la avaricia y cómo opera. No hay moraleja, sólo es la reflexión de la experiencia de encontrarte con el lado salvaje del humano y de los gatos, pero también el lado humanizado de los gatos y de los animales en general, porque independiente de que sean domesticables, aprenden a convivir con humanos, a abrir puertas, a subirse al refrigerador.

“Esta doble vertiente de lo humano y de lo gatuno me parecía simpática, porque podía dar pie a la reflexión de que convivimos con otras especies todo el tiempo”, responde.

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