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Emiliano Zapata, el símbolo de que la justicia es posible: Salvador Rueda

Aniversario: Con el tiempo, dejó de ser un personaje de campo para convertirse en la figura de exigencias urbanas y el ícono de diversas luchas sociales, señala el historiador 2 “Zapata planteó que la Revolución Mexicana no era sólo derrocar a Porfirio Díaz sino hacer una revolución que reformara las estructuras a través de la aplicación de las leyes”, agregó.

Emiliano Zapata
Emiliano Zapata Emiliano Zapata (La Crónica de Hoy)

"De todo el panteón mexicano heroico, el único personaje dinámico es Emiliano Zapata. La pregunta es ¿por qué después de 100 años de su muerte sigue siendo una imagen con peso simbólico?" fue la interrogante que lanzó el historiador Salvador Rueda Smithers la noche del miércoles durante el seminario Zapata, hoy celebrado en la Facultad de Economía de la UNAM.

La respuesta, dijo el también director del Museo Nacional de Historia, es que El Caudillo del Sur es el símbolo de que la aplicación de justicia es posible. “Zapata lleva la carga de la justicia posible”, señaló.

En el marco del centenario luctuoso del revolucionario a recordarse el 10 de abril, Rueda Smithers detalló que esa presencia de justicia ha hecho que Zapata se convierta en el ícono de diversas luchas sociales.

“El hecho de que los rebeldes de Chiapas buscaran el apellido zapatista es absolutamente sintomático de un buen manejo de los símbolos, los hace no sólo convincentes sino atractivos. Lo mismo hicieron los zapatistas en 1911, ellos llamaron a su ejército: Ejército Libertador, nombre que le puso Miguel Hidalgo a los insurgentes a las dos semanas de haberse levantado”, dijo.

El historiador explicó que la intención de Zapata al retomar un nombre asociado a la Independencia fue crear una línea de filiación entre el Ejército Libertador con el Ejército Insurgente, e incluso –añadió– en los primeros documentos del cuartel el nombre de la tropa es Ejército Insurgente Libertador del Sur y Centro.

“En las fotografías de 1911 y 1914 uno se sorprende de ver que en las caballerías zapatistas hay alguien con un estandarte de la Virgen de Guadalupe y todavía en el Museo Nacional de Historia se guarda la bandera que se llama Batallón Morelos, tiene una Virgen de Guadalupe y un águila porfiriana, por error se pensó que era una bandera de Morelos pero es zapatista”, comentó.

El uso de la virgen no fue porque fueran guadalupanos sino porque querían parecerse al ejército de Hidalgo. “Incluso, Otilio Montaño usó paliacate en la cabeza  para parecerse a José María Morelos porque no tenía jaqueca ni migraña”, detalló.

Rueda Smithers destacó que esas apropiaciones del zapatismo fueron para mandar el mensaje a la sociedad de que no eran un cuartel espontáneo.

“En el centenario de su nacimiento, 1979, hubo un quebranto entre las organizaciones campesinas con el apellido de Plan de Ayala (por ejemplo, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y el Movimiento de Plan de Ayala), se enfrentaron al gobierno de López Portillo en Morelos y no le permitieron llevarse los restos de Zapata al Monumento a la Revolución”, apuntó.

Rueda Smithers indicó que en ese momento hubo un quebranto discursivo. “Zapata cada vez fue menos un personaje de primera fila para el discurso oficial, pero sí siguió creciendo y extendiéndose en los grupos organizados políticamente”.  

En el siglo XX, Emiliano Zapata dejó de ser un personaje de campo para convertirse en la figura de exigencias urbanas.

“Zapata planteó que la Revolución Mexicana no era sólo derrocar a Porfirio Díaz sino  hacer una revolución que reformara las estructuras a través de la aplicación de las leyes. El lema zapatista fue Reforma y libertad, justicia y ley; no fue el que después se hizo tan popular: Tierra y libertad”, precisó.

Rueda Smithers explicó que en una fotografía de Casasola aparece una bandera con la frase Tierra y libertad; sin embargo, en los documentos Zapata insiste que ése no es su lema.

Por último, el historiador comentó que El Caudillo del Sur tuvo una evolución de su pensamiento político. “Zapata no fue el mismo en 1911 que en 1918 y 1919. Hacia el final empezó a hablar de los obreros, de los maestros, es decir, a definir el perfil de lo que llamó gente eternamente despreciada: los pobres”.

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