Ángela Merkel, reelecta recientemente, por quinta vez, como Canciller de Alemania, no recorrió en su país un camino tan difícil. Siguió la carrera de Física y abrigaba una clara vocación política, entendida como servicio. Fue militante de la “Juventud Libre” de Alemania; se afilió al partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) y fue nombrada por Helmot Koll como Ministra para la Mujer y la Juventud.
Cuando Wolfgang Schauble, presidente de su partido, fue destituido por financiación ilegal. Ella, no obstante que él había sido su mentor, apoyó su destitución y fue electa para sustituirlo. Ángela pertenecía a la mayoría protestante y su partido era conservador y dominado por varones.
En la elección de 2005 la CDU ganó apretadamente 226 escaños contra 222 de la SPD. Ángela negoció hábilmente, tendría ella la Cancillería y el Partido Social Demócrata la mayoría de los Ministerios.
Su prioridad fue mejorar la productividad alemana y fortalecer la economía y la política del Continente Europeo. Estrechó el acercamiento con el partido Social Demócrata y manejó acertadamente la crisis económica de 2008-2013. Impulsó políticas de austeridad y disciplina en Europa y logró que esa crisis no afectara a su país, lo cual aumentó su popularidad. Presidió el Consejo Europeo y el Grupo de los Ocho; impulsó además fuentes alternativas de energía y actualmente es de nuevo la Canciller de Alemania.
En México, la transición hacia la igualdad esencial de las mujeres va avanzando, aunque lentamente, en el campo familiar, laboral y social; sin embargo, en el terreno de la política la lucha por el poder, que tradicionalmente estaba todo en manos de los varones, ha encontrado múltiples resistencias. Para ayudar a vencerlas se crearon las “Leyes de Cuotas” ya que el poder no se cede voluntariamente; con ellas se ha podido avanzar en el campo Legislativo y en el gobierno Municipal, pero hablar de llegar a la Primera Magistratura de la Nación ya es otra cosa, algunos varones casi no lo imaginan, no obstante que ya han habido gobiernos de mujeres en nuestros vecinos de Latino América, y que en México varias candidatas lo han intentado en nuestro país.
Margarita Zavala está recorriendo ese camino, se ha encontrado con resistencias culturales, las cuales, aunque todavía existen, ya no son tan numerosas; hay muchos varones que la aceptan. México está cambiando y además, como hoy la prioridad para el gobierno es la honestidad, ella la garantiza. También se aquilata que si algunos quieren verle como negativo, el ser esposa del expresidente, esto no es tal, será un valor agregado, por el conocimiento y la experiencia que adquirió, de la realidad del país y de las políticas públicas que demanda la solución de los problemas nacionales.
En México no ha sido fácil aceptar la “igualdad esencial” (no en lo físico, sino como personas) de las mujeres y los hombres. Sigue presente la tradición de que la función biológica de la procreación coloca a las mujeres en una posición limitante; aun cuando en teoría se les alabe por la “sublime misión de la maternidad”; todavía es difícil que una mujer deje de ser valorada por su físico y su docilidad al esposo. Hay resistencias para aceptar a las mujeres detentando autoridad. Esperamos que en la próxima campaña para elegir a quien ocupe la Primera Magistratura de la Nación, ya no exista esa barrera inconsciente, y también consciente, hacia la candidatura femenina y que por el contrario, consideremos que una mujer podría ser lo mejor para México y para todos los mexicanos, como lo ha sido para Alemania y para muchos europeos.
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