Pese a que las personas con discapacidad están consideradas como grupo vulnerable en medio de la pandemia del COVID-19, lo cierto es que gran parte de este sector de la población mexicana aún sale a las calles para ganarse la vida, exponiéndose diariamente al contagio del virus, señala Mónica Guadalajara, directora de marketing para América Latina de Ottobock.

“Urge que las autoridades otorguen estímulos o apoyos a aquellas personas con discapacidad que no tienen la oportunidad de quedarse en casa. Muchos de nuestros pacientes trabajan en el sector informal y dependen de sus actividades diarias para poder mantenerse a ellos mismos y, en muchos casos, a sus familias”, señaló.

“La realidad es que todavía no existe un programa definido al cual puedan acceder los 7.65 millones de mexicanos y mexicanas que padecen algún tipo de discapacidad”, indicó.

Refirió que datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 54 por ciento de los mexicanos que padecen alguna discapacidad motriz o intelectual está en condiciones de pobreza, en tanto que la Fundación Paralife estima que el 70 por ciento de esta población no logra conseguir un empleo fijo, por lo cual debe dedicarse a actividades de la economía informal, además, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) los considera como el grupo social más discriminado del país.

En este sentido, resaltó que las medidas que ha tomado el gobierno federal para proteger a las personas con discapacidad ante el coronavirus han sido, hasta el momento, poco claras, ello, a pesar de que hace un par de semanas, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, declaró que “(estas personas) cuentan con apoyos necesarios que les garantizan aplicar las medidas preventivas en pleno respeto a su autonomía y vida independiente”.

En este mismo sentido, resaltó que el pasado 25 de marzo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador informó que se adelantaría el equivalente a cuatro meses de los apoyos a menores de edad con discapacidad, no obstante, la mayoría de los discapacitados que viven en México son adultos mayores (52 por ciento) y, en consecuencia son vulnerables por dos vías: por su edad y por su discapacidad.

Ante tal panorama, consideró que si las personas tienen algún amigo, familiar o conocido con discapacidad, lo mejor que se puede hacer es apoyarlo a través de donaciones voluntarias o apoyando su negocio, “también podemos ofrecernos a comprarles su despensa y recordó que ellos están más expuestos al contagio porque sus aparatos (muletas, prótesis, sillas de ruedas) tienen superficies en las que sobrevive el virus”, recomendó.

“Aunque cada vez existen más empresas con programas de inclusión social, la realidad es que la gran mayoría de este sector de la población no tiene un ingreso fijo. En el transporte público podemos percatarnos cuánta gente con discapacidad trabaja en las calles o hasta pidiendo dinero”.

ijsm