
Yuliana Samboní, la niña de siete años que fue secuestrada, violada y asesinada el pasado domingo en un apartamento de un barrio acomodado de Bogotá, fue enterrada ayer en medio del dolor de los familiares, vecinos y compañeros de escuela, y entre gritos de pena de muerte para Rafael Uribe Noguera, su presunto asesino.
Ayer, el arquitecto de 38 años fue trasladado fuertemente escoltado en una tanqueta policial desde la clínica donde estaba ingresado, por sobredosis de cocaína, a los juzgados para tomarle declaración.
El acusado fue increpado por decenas de ciudadanos que desde la noche del martes se manifiestan al grito de “justicia para Yuliana” frente a la clínica donde estaba ingresado “por una crisis” desde el domingo, día del crimen.
La multitud lanzó objetos contra el sospechoso y algunos intentaron agredirlo con cascos de moto a pesar estar escoltado por miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía que evitaron que pudiera ser linchado.
Estrangulada. El caso de la niña Yuliana Andrea Samboní, de ascendencia indígena, ha estremecido a Colombia por la crueldad con la que actuó el presunto asesino, quien la raptó el domingo en una barriada humilde colindante a Chapinero Alto, un sector de clase acomodada de Bogotá.
Después la condujo a un exclusivo departamento donde la asesinó por estrangulamiento tras violarla.
“La niña Yuliana fue violada, torturada y asesinada por esta porquería. Queremos que por el hecho de tener dinero, poder y padrinos políticos, este crimen no quede en la impunidad”, dijo uno de los manifestantes, que rompió a llorar “por la rabia y la indignación”, pidió que el departamento donde fue encontrada muerta la menor, que al parecer es del detenido, sea objeto de una “extinción de dominio” y se lo adjudiquen a los padres de la menor, una familia indígena del departamento del Cauca “para que el asesino pague por lo que hizo”.
Uribe Noguera fue arrestado ayer en la clínica y la notificación de su captura se la hizo la Policía en la habitación donde estaba hospitalizado. Podría ser condenado a una pena máxima de 60 años.
Escena manipulada. La indignación popular aumentó después de que el fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, afirmó que la escena del crimen fue manipulada y dio instrucciones a sus funcionarios para que lleven ante la Justicia a quienes intentan obstruir las acciones de la entidad.
La Fiscalía dijo ayer que dos hermanos del sospechoso, uno de ellos abogado de un prestigioso bufete, participaron en ese proceso que incluyó el lavado del cadáver de la menor para destruir pruebas. Ambos han sido arrestados.
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