Cultura

"Espectáculo para avestruces" o cómo el hombre se deja seducir por la violencia

ENTREVISTA. Imanol Caneyada narra en su reciente novela como su protagonista RQ, un profesor universitario de matemáticas, que en sus ratos libres cobra derechos de piso y apoya económicamente peleas clandestinas

El escritor español Javier Cercas
El escritor español Javier Cercas El escritor español Javier Cercas (La Crónica de Hoy)

“Los diferentes cárteles son empresas construidas en la lógica del capitalismo: máquinas para hacer dinero en donde no hay ningún tipo de escrúpulos ni de condicionamiento ético que pueda detenerlo. Representan el espíritu puro y desnudo del capitalismo”, expresa Imanol Caneyada (España, 1968), a propósito de su novela Espectáculo para avestruces que edita el Fondo de Cultura Económica (FCE).

El autor platica que su intención no era escribir una obra donde se reprodujeran los arquetipos del Chapo Guzmán, sino cuestionar el momento en que los individuos se dejan seducir por la violencia, de ahí que el protagonista RQ sea un profesor de matemáticas, de buena estatus económico y un todólogo en los oficios del crimen organizado.

“El tema del narcotráfico me parece una manera de simplificar y de reducir este problema enormemente complejo de violencia que estamos viviendo en México. Los grandes capos o jefes me parecen que no dejan de ser marionetas, títeres de un entramado más complejo, en donde quienes mueven los hilos son gente que pueden estar al frente de los consejos empresariales o de los gobiernos”, señala.

Espectáculo para avestruces inicia con RQ cobrando derecho de piso y financiando peleas clandestinas en los ratos libres de su empleo fijo: profesor universitario de matemáticas. A la escuela lleva un perro que le regaló La Muñeca, una persona transexual con quien vive, pero éste muere y, a partir de ese momento, un taxista y una alumna se envuelven en la violencia.

“RQ es una especie de todólogo. Él no ejerce la violencia ni siquiera desde el placer, no creo que sea un personaje sádico desde ese sentido, sino que su necesidad de llenar un vacío lo carga a la imposibilidad de encontrar un sentido de su existencia. La posibilidad de dejar de sentir ese vacío puede ser a través la muerte como la última consecuencia. O bien, encontrar la muerte para calmar su angustia existencial”, expresa Caneyada.

Por eso, indica, lo mismo que cobra el derecho de piso, cobra peleas clandestinas y es socio menor del rey de la trata de mujeres. “No es que él busque ese deseo de ser un gran capo, el jefe de la plaza, no, nunca pretende ser mejor delincuente del lugar”.

-¿Por qué elegiste las matemáticas como su profesión?

-Ajeno a la reproducción habitual de las explicaciones de porqué alguien ejerce la violencia que siempre se explica por su ambiente socioeconómico, cultural, político y su condición de clase, para mí esos no son argumentos plenamente convincentes. Era tentador que fuera profesor de literatura o filosofía porque me podían dar herramientas para justificar esta su personalidad de sociópata nocturno.

“Pero me parecía muy fácil esa posibilidad. Si hay algo totalmente opuesto a las humanidades, son las matemáticas porque son un mundo exacto y ajeno a las emociones, en principio, porque los matemáticos son grandes apasionados pero sí es un lenguaje tremendamente preciso donde las emociones quedan a un lado y las únicas interpretaciones posibles son las que arroja el lenguaje”, responde.

Caneyada señala que una lectura simplista y reduccionista es decir que la violencia la ejercen siempre otro y el resto son víctimas.

“Dividimos el mundo entre aquellos que la ejercen y aquellos que la padecemos. Sin embargo, el resultado de lo que está sucediendo en México desde hace ya algunos años, no alcanza en esa explicación de que hay una serie de personas que son malas y que ejercen la brutalidad de manera muy sádica, además que hay un sector de la sociedad que padecemos esto”, menciona.

A partir de esa insatisfacción, el autor creó su novela, no para encontrar respuestas sino para lanzar preguntas a los lectores.

“Este personaje es capaz de crear una fuerza gravitacional en su entorno y puede arrastrar a la gente en esa bola de nieve que crece y crece, eso me parecía una forma de plantear preguntas sobre las conductas que tenemos y cómo nos relacionamos con la violencia, cómo la justificamos de pronto, cómo la condenamos y cómo nos volvemos cómplices”, indica.

RQ es un personaje que proviene de un ambiente deseable, es hijo de un pastor protestante, creció en un ambiente de rigidez moral y ha tenido oportunidades: estudió una carrera y es profesor universitario.

“Sin embargo, los mecanismos de su existencia, ese enorme vacío con el que carga, esa imposibilidad de desear absolutamente nada –él no quiere ganar dinero, no quiere ser el mejor villano de la historia–, no hay motivación más que una necesidad de llenar un enorme vacío y, de pronto, en esta violencia tan improvisada y aleatoria que desarrolla alcanza a darle un pequeño sentido a la existencia”, expresa.

Esa visión compleja de la violencia es para Caneyada más necesaria y urgente que las “explicaciones tan superficiales y maniqueas o explicaciones sociológicas que achacan la cuestión de los ambientes, de las culturas y de los orígenes socioeconómicos y políticos”.

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