
(Segunda parte)
Como si fuera la señal esperada, un día después de la controvertida decisión del gobierno de Baja California de reducir los candados de seguridad de las licencias de conducir, con el argumento de la austeridad, el hampa dedicada a la falsificación de documentos y el robo de identidad liberó sus redes.
—¿Qué licencia me consigue? —preguntó el reportero encubierto a quien en la web se presentó como gestor vehicular y quien mantuvo ese título aún en las conversaciones telefónicas y en la entrega final del documento.
—La licencia nueva...
—¿La nueva que están sacando en Mexicali?
—Sí, la pasada era la azul.
—Porque quise ir (a una de las oficinas de recaudación, instancias encargadas del trámite ordinario) y me pedían muchas cosas, y pues no.
—Sí, en Mexicali hay que llevar un vehículo nacional legalizado para hacer prueba de manejo.
—Si la pasada es azul, ¿ahora de qué color es?
—Así —respondió el falsificador, mientras mostraba una licencia de un color más tenue, entre grisácea y beige, firmada al reverso por Adalberto González Higuera, secretario de Hacienda en la administración del morenista Jaime Bonilla.
La azul, verificó este diario, correspondía a la emitida durante los últimos tres años, la cual se adecuaba a los parámetros internacionales en materia de identificación personal y resguardo de identidad, mediante la rigurosa recolección de datos biométricos. Pero apenas arrancó el nuevo gobierno, el pasado 1 de noviembre, desde la referida Secretaría de Hacienda local se ordenó quitar el blindaje para abaratar costos.
Se apostó por contratar de forma directa y sin licitación de por medio a la empresa de origen poblano Accesos Holográficos, indagada en distintos estados del país por incumplimiento y la cual carece de historial en la expedición de documentos personales como la licencia.
La falta de transparencia y los sospechosos lazos de funcionarios del gobierno bajacaliforniano con los accionistas de la compañía —el principal es Ramón Bautista Pérez Salazar, quien también ha buscado contratos en la gestión del poblano Miguel Barbosa—, así como los riesgos latentes por la degradación del documento han originado voces de alerta de diversos actores en la entidad, según lo relató Crónica ayer.
“Los riesgos, de hecho, son binacionales, porque conocemos la trascendencia que tiene la licencia como documento de identificación, en territorios fronterizos como éste y en Estados Unidos”, expresó Francisco Fiorentini, presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción.
Pero la inseguridad no sólo palpita en las palabras, llegó ya a la realidad...
Crónica verificó la apertura de decenas, cientos de espacios en redes sociales o páginas web con la oferta de licencias de Baja California, sin requisitos ni filas, sin pruebas ni veracidad documental. La estructural delincuencial se extiende por los otros cuatro municipios del estado, además de Mexicali: Tijuana, Ensenada, Tecate y Plazas de Rosarito.
La mayoría de las plataformas se derivan de hilos o conversaciones relacionadas con la regularización automotriz, porque esta zona limítrofe con la Unión Americana es prolífica en compra, venta e importación de vehículos, incluso los denominados chocolate. Es el reino de las placas fronterizas... Como ejemplo, Mexicali está entre las ciudades del país con mayor parque vehicular per cápita: entre 350 y 400 mil autos para un millón de habitantes.
Por eso los estafadores se presentan como representantes de gestorías vehiculares o establecimientos de autos usados.
“Licencias sin exámenes ni nada: tipo A, y también tipo B, C y D. Si no tienes papeles, puedo ayudarte. Todas son expedidas en el estado de Baja California, y válidas en todo el país. Más información, manda inbox”, es el gancho en Facebook.
Se ofertan al público en general, pero de manera especial a indocumentados, extranjeros, reprobados (de procesos de obtención anteriores), exconvictos, estudiantes e incluso menores de edad. Una palomita los valida como aspirantes idóneos...
Los precios, de acuerdo con las maniobras de camuflaje realizadas, fluctúan entre mil 500 y 3 mil pesos. La entrega de la licencia falsificada o fuera del sistema puede ser personal o enviada por paquetería. Y así, en un tris, Daniel se convierte en Mario; o Hugo en Raymundo... O, con el nombre verídico, se tiene un nuevo rostro, una nueva identidad.
“Ya tenemos la nueva”, se escuchó como ganga en plaza pública.
Para trazar el modo de operación, Crónica comparte aquí el diálogo ejemplificador de uno de los ejercicios de simulación, mediante los cuales se concretó la compra de dos licencias apócrifas: ambas, con la ya mencionada rúbrica del secretario González.
En este entorno de corruptelas, es posible adquirir licencias hasta con el nombre del propio subsecretario de Innovación y Modernización Tecnológica Gubernamental Hernán Cruz Pacheco, quien es encargado del área oficial de emisión, según constató este diario al conocer de casos de falsificación consumados con anterior y fraguados por otras personas.
Cualquiera puede suplantar la identidad de cualquiera, hasta de algún integrante del suspicaz gabinete de Bonilla.
LA TRAMA.
—Leí su mensaje de las licencias, me interesa, ¿cómo puedo hacerle?, porque soy indocumentado
—La tengo de Baja California.
—¿Cuánto me cuesta?
—Dos mil pesos. ¿La quiere personal o en paquetería?
—Personal.
—¿Necesita algún documento mío?
—Ninguno.
—¿Le tendría que depositar un adelanto?
—Sí, de 700 pesos, lo demás cuando esté lista.
—¿A qué cuenta?
—A una de Bancomer, se la doy —dijo mientras exhibía recibos de otros depósitos e indicaba el número de cuenta bancaria. Si me deposita ya, hoy mismo la tiene.
—Si escojo envío, ¿cómo me llega?
—Por DHL.
—¿Y con qué datos sale la licencia?
—Con el suyo o con el que quiera. Firma en hoja en blanco: tipo de sangre, restricciones, donador, número y nombre en caso de emergencia. Si no tiene ningún comprobante, se los consigo, incluso el de domicilio, pero le saldría en 200 pesos más. Lo más fácil es hacer una transferencia en OXXO, ahí no le piden nada más que el número de cuenta.
—¿Y sí me sirve para identificarme en el norte?, ¿no tendré broncas?
—Sí le sirve, ya le dije, es la licencia nueva…
A otro de los ofertantes se le cuestionó: “¿Y me puedo llamar Jaime Bonilla?”.
—Sí.
—¿O Hernán Cruz (responsable directo del procedimiento)? —preguntó uno de los empleados de la Secretaría de Hacienda local, aliado en estas transacciones encubiertas.
—El nombre que quiera, ¿lo que busca es hacerse pasar por alguien, no? Dígame cómo se quiere llamar o quién quiere ser y se lo ponemos…
En los dos casos, las licencias fueron entregadas en tiempo y forma. Una, de manera personal, en las inmediaciones del Zoológico de la ciudad de Mexicali; y otra por paquetería. En un tercer intento, el impostor recibió el adelanto, pero jamás volvió a responder. Su móvil se mantuvo bloqueado.
A excepción de un chip, ambos documentos se acoplaban al diseño y frágil formato por el cual ha apostado el llamado gobierno del cambio en Baja California, entrampado en la bandera del ahorro…
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