Cultura

Evocaremos a Moctezuma II a 500 años de su muerte: Leonardo López

Entrevista. El Premio Crónica y director del Proyecto Templo Mayor adelanta que, junto con su equipo interdisciplinario de investigadores, continuará la búsqueda de los restos de tres soberanos y de un vicepresidente mexica

El descubrimiento de la tumba de un antiguo dios maya en México
El descubrimiento de la tumba de un antiguo dios maya en México El descubrimiento de la tumba de un antiguo dios maya en México (La Crónica de Hoy)

Este 2020 se recordarán los 500 años de la muerte del gobernante Moctezuma II; sin embargo, la forma en que falleció y fue enterrado es incierta ya que existen varias versiones: que lo apuñalaron, que lo arrojaron a un canal o que sus cenizas fueron bebidas por sus adeudos, así lo narra el arqueólogo y Premio Crónica, Leonardo López Luján.

El también director del Proyecto Templo Mayor comenta en entrevista que este año, junto con su equipo interdisciplinario de investigadores, continuará la búsqueda de los restos de tres soberanos y de un vicepresidente mexica en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México.

“Uno de los grandes descubrimientos de la arqueología en México son los sepulcros reales, porque son contextos que dan a los especialistas información no sólo sobre las costumbres funerarias de los antiguos mexicanos, sino también sobre tecnología, economía, política y religión. Pero en el caso de los mexicas no hemos encontrado tumbas”, indica.

López Luján explica que las fuentes documentales hablan que, al pie del Templo de ­Huitzilopochtli (ubicado en la zona arqueológica de Templo Mayor) fueron enterrados los gobernantes mexicas Axayácatl, Tizoc y Ahuizotl, además del vicepresidente Tlacaelel.

“Se mencionan tres hermanos que legaron el poder: Axayácatl, quien gobernó de 1469 al 1481; Tizoc, gobernó de 1481 a 1487 y de quien existen versiones de que lo mataron porque era un mal gobernante; y Ahuizotl que gobernó de 1487 a 1502. Los documentos históricos mencionan que fueron enterrados en el cuauhxicalco o a un lado de él. También dicen que ahí se enterró al cihuacoatl, el vicepresidente, el famoso Tlacaelel”, narra.

Los anteriores soberanos fueron: Acamapichtli, Huitzilíhuitl, Chimalpopoca y Huehue Motecuhzoma, de quienes no se tienen datos de dónde fueron enterrados.

“Llevamos más de 12 años buscándolos sin éxito. Ahora creemos que estaban frente a la fachada sur de la pirámide, donde apareció el cuauhxicalco, el problema es que el edificio continúa por abajo del Museo Archivo de la Fotografía. ¿Por qué tenemos una alta expectativa en la actualidad? Porque estamos justo en el centro del edificio, ya llegamos a su centro geométrico y es donde ahora excavamos ofrendas espectaculares de aves vestidas de oro”, comenta el arqueólogo.

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—¿Qué pasó con los restos de ­Moctezuma II?

—Hay muchas versiones. A Moctezuma le tocó recibir a los españoles y “es muerto”, lo digo de manera neutra porque hay discusiones, dependiendo de si es el Códice Florentino, López de Gómara o Bernal Díaz del Castillo, Moctezuma murió en junio o julio de 1520, es decir, siete meses después de que Cortés llegara a Tenochtitlan.

Moctezuma estaba cautivo en las casas viejas de Axayácatl, donde hoy se encuentra el Monte de Piedad, añade López Luján, entonces una de las versiones es que el tlatoani salió a la azotea del Palacio, hizo una arenga frente a la gente enardecida y un indígena le aventó una piedra que le causó la muerte.

Otras versiones son que lo flecharon, que le clavaron un puñal por la espalda o que le metieron una espada por el ano.

“¿Cuál es la buena? Es muy difícil de saber. Los españoles dicen que los indígenas lo mataron y los indígenas dicen que fueron los españoles”, señala López Luján.

Sobre dónde enterraron a Moctezuma, el arqueólogo del INAH indica que también existen muchas versiones.

“Una de ellas es que su cadáver y el del señor de Tlatelolco fueron arrojados a un canal de la Isla de ­Tenochtitlan, después la misma gente recuperó el cadáver del señor de Tlatelolco pero no el de Moctezuma porque no lo querían. Otra versión es que quemaron su cadáver y las cenizas resultantes las mezclaron con agua y se lo tomaron sus deudos”, narra.

RITUAL A 950 GRADOS. Dos fuentes históricas que explican el ritual de las exequias de los gobernantes mexicas son Fray Diego Durán y Fernando Alvarado Tezozomoc.

“Mencionan que cuando se daba la noticia de que uno de estos señores habían muerto llegaban a Tenochtitlan los principales aliados, entre ellos, el señor de Texcoco y Tlacopan; además de los soberanos de Xochimilco, Chalco, Coyoacán, Azcapotzalco, quienes traían las condolencias de su pueblo y tesoros excepcionales que depositaban junto al cadáver”, comenta López Luján.

El cadáver del tlatoani se velaba cuatro días y cuatro noches, el arqueólogo plantea que eso sucedía en la Casa de las Águilas y una vez que terminada la velación, se llevaba el bulto mortuorio al pie del Templo Mayor para ser quemado al aire libre en una gran pira.

“Hemos encontrado objetos de oro fundido y por eso sabemos que la pira alcanzaba los 950 grados o más, pero en algunos casos no era suficiente para reducir el cadáver a cenizas; en otros contextos de dignatarios hemos encontrado polvo de cenizas y pedazos grandes de huesos”, señala.

Al día siguiente, cuando recuperaban las cenizas del gobernante —añade— se ponían en recipientes y se enterraban al pie del Templo de ­Huitzilopochtli, ahí mismo se ponían todos los regalos que traían los demás soberanos.

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