DRA. OLGA SÁNCHEZ CORDERO SECRETARIA DE GOBERNACIÓN

Mientras el tigre no puede destigrarse

el hombre sí puede deshumanizarse

José Ortega y Gasset Si bien han transcurrido más de 25 años desde el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, ese conflicto sigue vivo y mantiene sus características de conflicto armado, porque ningún presidente, desde Ernesto Zedillo hasta Andrés Manuel López Obrador, ha firmado la paz.

Y una guerra es una guerra, con o sin balas disparadas, ni reforma constitucional realizada, ni derechos y cultura indígenas por lo menos discutidos.

Ciertamente, el presidente López Obrador retomó el tema, pero con una estrategia que implica serios riesgos, pues se basa en una serie de reclamos y exigencias al EZLN para que ya olvide sus condiciones para reanudar el diálogo y firmar la paz. Lo último fue que el 7 de julio, en Guadalupe Tepeyac, el corazón zapatista en el municipio de Las Margaritas, AMLO pidió “fraternalmente" al EZLN que deje ya de dividir a las comunidades de las cañadas y la selva. Legisladores de la comisión legislativa bicamaral de concordia y pacificación (Cocopa) para la firma de la paz entre el Gobierno Federal y el EZLN, han expresado en reuniones cerradas a las que hemos tenido acceso, que AMLO está “pateando el avispero", porque el conflicto armado tiene numerosas implicaciones en materia de gobernabilidad y seguridad nacional.Legisladores de oposición consideran que están frente a una escalada propiciada por AMLO, porque la respuesta del EZLN a su ofrecimiento en Las Margaritas fue la difusión del video sobre una reunión impresionantemente concurrida, en la que una comandante zapatista advirtió que el Tren Maya no pasará por Chiapas y miembros de la turba zapatista lanzaron una que otra leperada al Presidente de la República.Integrantes de la Cocopa comentan, en corto, su temor de que AMLO, en un lance provocado por la creencia de que su legitimidad supera a la del EZLN en Chiapas, ordene acciones del gobierno federal para entrar a la zona de conflicto e imponer programas sociales, desconociendo las estructuras de autogobierno de las comunidades zapatistas; incluso existe el temor de que esta “invasión" fuera apuntalada por la Guardia Nacional.De primera mano tuvimos noticia de reuniones entre representantes de Olga Sánchez Cordero y legisladores morenistas integrantes de la Cocopa, con la intención de organizarlos y tirarles línea para que apoyen al cien por ciento las acciones de AMLO en torno al EZ.

El residente de la Cocopa —un diputado priista— aprovecha la animosidad de AMLO y la inoperancia de Gobernación para anunciar, en una reunión privada a la que tuvimos acceso, que ya tiene preparado un encuentro con el Comandante Tacho en Las Margaritas, en fecha próxima.

Algunos legisladores morenos están de acuerdo porque son chiapanecos y conocen la complejidad del tema EZLN, en tanto que los legisladores de oposición exhiben las incongruencias de AMLO en este asunto, quien, por un lado dice que los pueblos indígenas tendrán prioridad en la política social de su gobierno, pero por otro lado se resiste a impulsar reformas constitucionales para reconocer sus derechos fundamentales. También reprochan que el Presidente quiera imponer megaproyectos como el Tren Maya, la refinería de Dos Docas y el corredor transístmico sin consultar a los pueblos indígenas a través de los procesos de consulta que contempla el Derecho Internacional, porque en el caso de las zonas de influencia del EZLN las consultas gubernamentales realizadas “han sido una verdadera vacilada y una burla a la dignidad de los pueblos originarios”.

Por lo tanto, se murmura, aguas con la línea de AMLO sobre el EZLN; no vaya a ser que despierte al tigre y luego no lo pueda controlar, advierten nuestras fuentes en el Congreso federal.

Leopoldo Mendívil

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