Cultura

Fallece la escritora y periodista María Luisa La China Mendoza

Nos legó una obra con un extraordinario manejo de la crónica y un profundo conocimiento del idioma español: García Cepeda. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y de Novela José Rubén Romero

La escritora y periodista Nélida Piñón
La escritora y periodista Nélida Piñón La escritora y periodista Nélida Piñón (La Crónica de Hoy)

La periodista y escritora María Luisa La China Mendoza, originaria del estado de Guanajuato donde nació el 17 de mayo de 1930, falleció ayer a los 88 años, tras una fructífera carrera en las letras.

La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, escribió en su cuenta de Twitter: “María Luisa La China Mendoza nos legó una obra literaria y periodística con un extraordinario manejo de la crónica y un profundo conocimiento del idioma español. Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos”.

Amante de la literatura, el periodismo y la política, La China, quien recibió ese apodo de su padre cuando niña por sus caireles, se reafirmaba como periodista de tiempo completo.

“De mi periodismo vengo y a mi periodismo voy. En mi periodismo he recibido mucha atención, muchos honores, muchos viajes, me he casado en el periodismo, me he curado, me he operado, todo, es mi vida”, aseguró en una entrevista.

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) confirmó la muerte de la también activista política, cuyos restos fueron velados en Gayosso Félix Cuevas, en el sur de la Ciudad de México.

“Despido con tristeza a La China Mendoza, dueña de una escritura ágil, fresca, entrañable. Expreso mis condolencias a su familia, amigos y colegas. Descanse en paz”, señaló Lidia Camacho, directora general del INBA, a través de sus redes sociales.

De inteligencia aguda y punzante claridad para expresar sus ideas, La China Mendoza supo hacer y conservar amigos de manera perenne, al mismo tiempo que concilió sus ideas con sus detractores, entre ellos, políticos, escritores y personalidades del poder.

Esas ideas las dejó plasmadas para la posteridad en sus entregas periodísticas publicadas en diarios y revistas, algunos de circulación nacional, como El Zócalo, El Sol de México, Fin de Semana, Novedades, Siempre!, Cine Mundial y Nexos, entre otros.

Excélsior, El Universal y El Día también fueron sus casas editoriales; además, autora del libro de cuentos como Ojos de papel volando y su ensayo ¿Qué pasa con el teatro en México?

Otros títulos son Maquinita de hacer ruido, Las cosas, México, ¡Oiga usted!, El Teatro Juárez y El retrato de mi gentedad, este último dedicado a su estado natal y editado gracias a los apoyos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo de la Alhóndiga de Granaditas.

También incursionó en el guion cinematográfico en 1973 con Carta a una amiga, al año siguiente escribió ¡Guanajuato a la vista! y en 1975, Compañero Presidente, en el que ofrece un retrato de la vida y actividad política de presidente chileno Salvador Allende.

Sus novelas El perro de la escribana, Con él, conmigo, con nosotros tres y De ausencia son referentes de las letras en español, lo mismo que sus reportajes Crónicas de Chile y Allende el Bravo.

Su vocación por las letras y la investigación se vio fortalecida con sus estudios de Letras Españolas (Universidad Nacional Autónoma de México) y de escenografía en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, de donde egresó con honores.

Militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), recibió el Premio Nacional de Periodismo y de Novela José Rubén Romero en 2001, y fue Miembro de Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1997.

En la última entrevista que Crónica tuvo con La China Mendoza, la escritora recordó a sus compañeros de generación —los también escritores Carlos Monsiváis, Sergio Pitol y René Avilés—, como un grupo de amigos llenos de entusiasmo y locura, en especial añoró los momentos de su inicio como periodista cuando la Casa del Lago de la UNAM ofrecía el proyecto Poesía en Voz Alta a cargo de Juan José Arreola.

“Éramos jóvenes que teníamos mucho entusiasmo, fue una compañía itinerante porque parecíamos unos actores ya graduados, éramos nuevos en todo. Hicimos un buen papel”.

Mendoza también comentó a este diario que tuvo la oportunidad de entrevistar a Octavio Paz, quien en la década de los 50 del siglo pasado dirigió algunos programas de Poesía en Voz Alta. En esa ocasión, el Nobel de Literatura le expresó a La China que eran un grupo de actores, directores y pintores que se propusieron “crear un estilo, una manera de representar en la que la palabra se reconcilia con el gesto, la danza y la música”.

“No podría olvidarme lo hermoso que fue Poesía en Voz Alta, de lo inteligente y novedoso. Tenían una escenografía de primera, hecha por los artistas plásticos de aquel momento. Eran, y me incluyo, unos jóvenes locos de la risa, pero sobre todo unos locos de la aventura de la palabra. No creo que nadie tuviera una juventud tan hermosa como la nuestra”, recordó María Luisa La China Mendoza.

Sobre su amistad con Paz, la escritora mencionó que los unía un gran cariño. “Éramos amigos, él fue mi testigo de bodas. Me casé en Atlixco, Puebla, en la casa de Héctor Azar, en una pequeña hacienda y Octavio viajó hasta allá para ser mi testigo. Lo quise mucho, como también quise a Sergio Pitol”.

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