Durante meses se trató de un golpeteo soterrado, vinculado al principio a la cuestión de los salarios de los consejeros electorales, superiores al tope de 108 mil que impuso el presidente. Poco a poco el desencuentro subió de tono y ya en los últimos días quedó claro que Morena le quiere cortar el cuero cabelludo al INE, terminar con su autonomía y convertirlo en otro cuadrito en el organigrama de la 4T.

¿Por qué lo hacen? Hay animadversiones personales, batalla de egos colosales, pero lo que subyace es que el gobierno quiere tener un INE a modo por si en el 2024 quiere alargar el sexenio o buscar la reelección. En todo caso que las decisiones del instituto electoral se sintonicen con los intereses del grupo en el poder. El round más reciente, relativo a la reelección adelantada del secretario ejecutivo del instituto, Edmundo Jacobo, fue la gota que derramó el vaso.

El consejero del INE afín a Morena, José Roberto Ruiz Saldaña, reaccionó diciendo que el proceso fue un fraude a la ley. Una declaración fuerte pero todavía dentro del ámbito del Consejo General. Lorenzo Córdova respondió diciendo que la pronta reelección del secretario general obedeció a la intensa carga de trabajo que tendrá el instituto durante el proceso electoral del 2021 y a la situación económica del instituto debido a los recortes.

Además, Córdova sostuvo que la legislación electoral no establece el momento preciso que debe darse el nombramiento. Ruiz Saldaña dijo que “No es propio de quien se dice defensor, y hasta teórico del derecho y de los derechos, proponer este escandaloso fraude a la ley. No es digno de quien se dice consejero presidente del INE traer a sesión un asunto de extrema importancia sólo por consideraciones políticas”, dijo Ruiz ante el pleno que debatía la reelección. En eso estábamos cuando sin decir agua va se subió al ring la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval para fustigar a Córdova y defender a Ruiz Saldaña por su valor y dignidad.

A Córdova le envió el mensaje de que sea valiente y además sostuvo que Ruiz es el “único consejero del electoral que hoy nos representa a todos los mexicanos”. Lo que dijo es secundario, lo que llama la atención es que se metiera a un entierro en el que no tiene vela. Podía haberle pedido que lanzara algunas saetas envenenadas a Córdova, pero hacerlo en persona refleja algo. Va en línea de su visita del otro día al instituto de salud que se rehusó a sumarse al Insabi. Quiere presentarse como una golpeadora del régimen. La más leal y valiente de todos los integrantes del gabinete, la que se echa los tiritos que AMLO no puede, aunque se muera de ganas. Esto nos conduce a preguntarnos qué méritos creen que tienen que hacer los integrantes del gabinete para que López Obrador los califique bien y los tenga en mente para lo que viene en el futuro, incluido el 2024. Irma es una dama con entorchados académicos de alto nivel. Hace lo que hace para hacer méritos ante su jefe, es la única explicación.

Otra señora ilustrada, Claudia Sheinbaum, el otro día tomó a bote pronto la propuesta del presidente de eliminar los puentes de manera que las fechas cívicas se celebren justo el día que cae. Lo hizo sin pensarlo, sin analizarlo, con el único afán de mostrar que no dejará solo a su jefe nunca, ni en sus disparates monumentales.

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