1.- ¿Cuál es el origen del conflicto actual?

Todo comenzó hace dos semanas, en pleno Ramadán y víspera de que el Tribunal Supremo israelí se pronunciara sobre si era legal o no el desalojo de familias palestinas de un barrio al norte de Jerusalén, para que fueran ocupadas por judíos. Los ánimos se caldearon porque coincidió con una ordenanza del ayuntamiento jerosomilitano que cerraba una plaza donde se suelen reunir los musulmanes para el rezo. Además, corrió el rumor de que, una vez más, la máxima autoridad judicial israelí iba a fallar a favor de los judíos.

2.- ¿Dónde estalló el conflicto?

Como suele ser habitual, en Jerusalén, ciudad tres veces sagrada (para judíos, cristianos y musulmanes) y tres veces maldita (para los que sólo buscan vivir en paz).

Durante el año de confinamiento hubo algo parecido a una “pax pandémica”, pero con la vacunación masiva regresó la vida a la calle. Las escaramuzas entre palestinos, por un lado, y colonos judíos y fuerzas israelíes, por otro, rebrotaron y fueron escalando hasta que todo estalló el 7 de mayo, viernes de rezo para los musulmanes. Ese día, el primer ministro israelí ordenó a las fuerzas del orden que irrumpieran en la sagrada Explanada de las Mezquitas para echar por la fuerza a los palestinos que allí protestaban después del rezo contra la ocupación israelí de sus tierras. Más de 300 personas resultaron heridas.

El lunes, Día de Jerusalén para los judíos -que celebran la reunificación de la ciudad tras la Guerra de los Seis Dias (1967)-, cientos de jóvenes nacionalistas desfilan por la Ciudad Vieja para provocar a los palestinos… y lo consiguieron. Se produjeron decenas de enfrentamientos, cuerpo a cuerpo. El Tribunal Supremo decidió postergar su fallo sobre las viviendas, previsto para ese día, para no empeorar las cosas. Pero lo peor estaba por venir. Hamas, que controla Gaza, mordió el anzuelo y empezó a lanzar cohetes en dirección a Jerusalén. Como dijo Netanyahu, Hamas y sus “grupos armados terroristas” acababan de cruzar la “línea roja”. El castigo empezó la misma madrugada del martes con bombadeos israelíes sobre la Franja de Gaza, que fueron respondidos por la mañana con cohetes palestinos en dirección a Tel Aviv.

3.- ¿Por qué Gaza e Israel ponen en riesgo vidas civiles, una y otra vez?

Los líderes de Hamas porque consideran el martirio del pueblo palestino como parte inherente de la lucha de resistencia contra el “invasor sionista”. Como su nombre indica, Hamas es un acrónimo árabe que significa Movimiento Radical Islamista, y a diferencia de sus hermanos de la OLP, más moderados, su meta no es negociar con los israelíes dos Estados en la región, sino que Palestina sea un único Estado, con capital en Jerusalén.

En cuanto al gobierno israelí, alega que atacan en respuesta a una agresión previa del enemigo, aunque, en el actual caso, todo indica que el estallido del conflicto comenzó tras ordenar Netanyahu profanar la Explanada donde está la mezquita de Al Aqsa (tercer recinto sagrado del islam, tras La Meca y Medina), a sabiendas de que estallarían de ira no sólo los palestinos, sino los musulmanes en todo el mundo.

4.- ¿Qué interés oculto podría esconder Netanyahu con esta nueva guerra contra Gaza?

Básicamente, poner a prueba al nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Con la salida del poder de su gran aliado y amigo, Donald Trump, el mandatario ultraderechista israelí teme que el nuevo mandatario demócrata acabe volviendo al pacto nuclear que Barack Obama firmó junto a las otras potencias nucleares con Irán, que acabó empoderando al régimen chiita y poniendo muy nerviosos a sus vecinos sunitas del golfo Pérsico, especialmente a Arabia Saudí.

Con esta prueba de fuego, Netanyahu ha logrado, de momento, que Biden reafirme el apoyo incondicional de EU a Israel, incluido el derecho “legítimo” a bombardear Gaza, y de paso, espera que una larga campaña bélica interrumpa las negociaciones para una vuelta de EU al acuerdo nuclear con Irán. Y, si Israel continúa machacando a Hamas, aliados de Teherán en la región, los iraníes podrían cometer alguna locura en venganza y EU podría verse forzado a entrar en un conflicto bélico junto con Israel para atacar finalmente a Irán. Este sería el escenario catastrófico con el que fantasea Netanyahu y los radicales de ambos bandos, pero que el mundo, empezando por Biden, no puede permitir que ocurra.

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