
Las transmisiones de las misiones que la NASA hizo después de la llegada del hombre a la Luna fueron a color y con cámaras inventadas por el mexicano Guillermo González Camarena (Guadalajara, 1917-Puebla, 1965), científico mexicano a quien este año se le recuerda por su primer centenario de nacimiento y la literatura lo festeja con el libro Fábrica de colores. La vida del inventor Guillermo González Camarena.
En dicha publicación, editada por la colección La ciencia para todos del Fondo de Cultura Económica (FCE) y escrita por Carlos Chimal, se narra la infancia del inventor de la televisión a color, el recorrido que hizo con el escritor Salvador Novo por América Latina y Europa, el momento en que conoció al novelista Agustín Yáñez, la anécdota de la canción que compuso para pagar su primera patente y la creación del Canal 5.
“Guillermo desde niño mostró dotes, tenía una mente fotográfica influenciada por su padre que fotografió todas las bodas de Jalisco y fue un gran emprendedor. La madre también influyó, porque vivían en una casa de la colonia Juárez, en la calle de Havre y tenían un sótano que fue el búnker donde Guillermo experimentó, entonces en vez de que su madre lo clausurara, lo apoyó. Tuvo un ambiente propicio”, indica el autor.
Por ejemplo, Chimal narra que el ingeniero mexicano era visto como un niño nerd, entonces algunos vecinos se acercaban a la ventana del sótano donde sabían que se pasaba el tiempo González Camarena, y le aventaban cáscaras de naranja. La respuesta de Guillermo fue “propia de un inventor: electrificó la herrería de manera que la siguiente ocasión que quisieran agredirlo sólo movía el brazo para activar el interruptor de corriente y aquellos salían volando”.
En palabras del autor, el científico mexicano era un hombre generoso, bromista pero no grosero. “Le apasionaba la historia, era muy querido por los niños, por eso creó el Canal 5 y con sus hijos iba a Guanajuato y Puebla a conocer el pasado de México”.
Por eso Carlos Chimal lamenta que actualmente la casa donde González Camarena vivió su niñez —Havre 74, colonia Juárez, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México— ya no exista.
“Por desgracia ya no existe la casa, la tiraron e hicieron la Suite Havre, espantosa y ahora eso no tiene ningún valor. Muchas cosas se han perdido y por eso tenemos que recuperar nuestra historia, que los jóvenes admiren a este hombre mexicano”.
En el libro también se explica que González Camarena no inventó sólo un sistema para transmitir a colores en televisión, sino que creó seis. “Se sabe que inventó un sistema, pero en realidad inventó seis, fue el gran innovador a color, además en Estados Unidos fue muy apreciado, le dieron el doctorado Honoris causa por sus aportaciones a la televisión a color en alta definición”.
Incluso, añade, en 1969 cuando la NASA se dio cuenta que el viaje a la Luna fue cuestionado, decidieron transmitir a color sus misiones para recuperar audiencia. “Entonces alguien de la NASA mencionó los inventos de González Camarena, y fue la cámara del mexicano la que viajó a la Luna, con esto se demuestra que fue un personaje fascinante, un verdadero mentalista y experimentalista”.
Los seis sistemas, comenta el escritor, fueron una evolución y mejora de su primera transmisión a color.
“En el primero tenía que girar tanto el emisor como el receptor para generar la visión a color, pero necesitaba un motor. Guillermo siguió innovando, por ejemplo, creó la alta definición para las escuelas de Medicina tanto para México como Estados Unidos, ya que antes sólo 10 personas podían ver una operación, pero con su televisión a color, 500 personas pudieron mirar una misma cirugía, a color y en alta definición”.
MÚSICA, CONTENIDOS Y DEMANDAS. Guillermo González Camarena convivió con grandes personajes del ámbito cultural, por ejemplo, con Luis Herrera de la Fuente, Salvador Novo y Agustín Yáñez, a este último lo conoció cuando el hermano de Guillermo, le dijo al novelista que su hermano tenía varias invenciones útiles para su actual cargo: director de la Oficina Cultural Radiotelefónica perteneciente a la Secretaría de Educación Pública.
Otro caso, fue su cercanía con Salvador Novo, con quien en 1947 viajó para definir los contenidos que serían transmitidos en televisión. “Viajó con Salvador Novo por varias parte del mundo de Europa y América para ver qué le convenía más a México, qué tipo de sistema y qué televisión querían hacer, Salvador Novo observando la parte de contenidos, porque fue como representante del Instituto Nacional de Bellas Artes, y Guillermo supervisando la parte técnica”.
Una anécdota que menciona en el libro Carlos Chimal es cuando González Camarena registró su primera patente, pero para poder pagarla, compuso una canción que resultó exitosa: “Río Colorado”.
“Fue una casualidad, él componía canciones y como trabajaba en la XEW con los Hermanos Reyes, Jorge Negrete y Emilio Tuero, se conocieron y dijeron: qué bonita canción, vamos a grabarla. Dio casualidad que ese año él necesitaba dinero para la patente y ese año la canción estuvo dentro del disco de oro de los Hermanos Reyes. Guillermo recibió muchas regalías y eso le ayudó en el futuro para patentes y litigios porque en Estados Unidos quisieron quitarle la primicia de la televisión a color”, indica el autor.
—¿Siguen funcionando las seis patentes?
—Todos esos inventos ya quedaron obsoletos, pero forman parte importante en la historia de la radio y televisión en México.
—¿Ha tenido contacto con los herederos?
—Sus hijos, pero sobre todo Arturo, el menor, es quien se ha encargado de cultivar y arreglar los papeles de su padre. Tenían una fundación, pero no prosperó. El divulgador José de la Herrán tiene la idea de hacer un museo de la televisión, pero más allá de eso, considero que lo importante son los libros, porque ahí está la fuente del conocimiento.
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