
A lo largo de la década y media que lleva colaborando con su columna en la sección Mundo de Crónica, Guillermo Puente Ordorica (53 años) no es sólo un apasionado de la diplomacia, sino un periodista vocacional que defiende ante nuestros lectores el valor del diálogo y del multilateralismo como herramientas para resolver los conflictos internacionales.
— ¿Cómo fue el proceso de su nombramiento?
—Es un proceso sujeto a tus méritos y trayectoria como parte del Servicio Exterior Mexicano (SEM) frente a las prioridades de la política exterior del país planteadas por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y a sugerencia del Canciller, Marcelo Ebrard. Los siguientes pasos son el beneplácito del país o países concernidos y su ratificación en el Senado, donde recibí un fuerte endoso a mi nombramiento y al plan de trabajo que presenté. No podría más que agradecer sinceramente su apoyo.
—¿Cómo recibió la noticia?
—Con enorme entusiasmo tanto por tratarse de Irán y los cinco países concurrentes que le corresponden a la Embajada de México en ese país, que son Afganistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán, y también porque es la primera ocasión en mi carrera diplomática en la que tendré la muy honrosa tarea de representar a nuestro país en el extranjero como embajador mexicano.
—¿Por qué Irán?
—Me parece que en mi caso fue tomada mi experiencia acumulada en el SEM en más de 25 años de servicio, la cual incluye mi paso por las Embajadas de México en Italia, India, Australia y Estados Unidos al frente de distintas responsabilidades y mi conocimiento en temas multilaterales decantada por mi paso en la Dirección General de Naciones Unidas de la Secretaría de Relaciones Exteriores y como Coordinador Político de México en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el periodo 2009-2010.
— Irán es un país clave en la política internacional. ¿Cuál es la posición de México?
—Efectivamente. Irán enfrenta una coyuntura compleja vinculada a la imposición de sanciones unilaterales por parte de ciertos países, pero es un país muy relevante en las relaciones internacionales, con un peso regional fundamental. Además, posee una ubicación geográfica privilegiada entre Oriente Medio y Asia Central, con un enorme potencial económico y de recursos naturales. Irán cuenta, por ejemplo, con la segunda reserva mundial de gas y cuarta de petróleo.
El nivel de las relaciones bilaterales entre México e Irán se encuentran debajo de su verdadero potencial, por la distancia geográfica, pero también debido a la situación particular de la economía iraní sujeta a un régimen de sanciones. Sin embargo, el diálogo bilateral es fluido.
— Se adentras en una región —Irán y Asia Central— poco conocida para los mexicanos. ¿Qué podría, como embajador, aportar su paso por Irán para un mayor acercamiento, también a nivel empresarial?
— La Embajada de México en Teherán cerró después del triunfo de la Revolución islámica en 1979 y reabrió en 1992. Desde entonces, ese diálogo fluido que mencioné seguramente será más intenso con la participación de México como miembro electo del Consejo de Seguridad de la ONU a partir del 1 de enero de 2021, en cuya agenda figuran temas que son del interés iraní.
En mi plan de trabajo presentado al Senado y tomando en cuenta los límites que supone el régimen de sanciones impuesto a Irán, propuse ubicar posibles áreas de complementación económica y comercial, así como identificar estratégicamente productos mexicanos con posibilidad de ser exportados a ese país. También, buscar el aprovechamiento de la conectividad aérea como un elemento de impulso al turismo, cuando las circunstancias imperantes por la emergencia sanitaria global lo permitan.
Me propongo que los mexicanos conozcan más ampliamente, sin estereotipos, ni prejuicios, el valor y significado de esos países y esa región milenaria del mundo, y viceversa. Me parece que un canal muy adecuado para ello es la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, que pueda alentar intercambios entre gobiernos, autoridades e instituciones de ambos países y en un momento posterior, el contacto directo entre personas, creadores, investigadores, escritores, académicos, estudiantes. Como puedes ver es un objetivo de largo plazo, pero mi propósito es contribuir a sentar las bases para la realización del mismo hacia adelante.
—Estados Unidos va a elecciones dentro de tres martes. ¿Cree que las relaciones entre EU e Irán cambiarán si se confirma un triunfo del demócrata Joe Biden?
—Es una pregunta compleja con respuestas igualmente complejas. La decisión del presidente Trump de retirar a EU del pacto que Irán alcanzó en 2015 con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania ha conllevado a una situación de creciente tirantez. Por ello habrá que seguir muy de cerca la evolución de las posiciones de ambos países. Mi opinión es que lo más deseable sería que el proceso tendiera a restablecer el diálogo y el valor de la negociación en la búsqueda de una solución pacífica y duradera a los diferendos que guardan las partes involucradas.
—México entra en el Consejo de Seguridad en 2021. ¿En que podría contribuir desde su posición de embajador de un país que, como dijo, tiene un lugar destacado en la agenda de la ONU?
—Como declaré ante el Senado, creo que es fundamental la “diplomacia parlamentaria” en el diálogo bilateral. Por eso, cuando estemos en el Consejo de Seguridad podría contribuir a recabar esas visiones que puedan alimentar la mejor estructuración de nuestras posiciones, en un ejercicio de retroalimentación entre la Cancillería y la red de embajadas y consulados.
—En su columna de Crónica “¿Se repite el pasado?”, alerta que “la crisis del SARS- CoV-2 podría ser la puerta de entrada a una crisis económica más amplia con extensión a lo político, lo social y cultural”. ¿Se muestra pesimista ante el futuro o, por el contrario, cree que “el mundo puede aspirar a algo diferente y mejor que no sea meramente retomar la normalidad”, como señala, citando a David Brooks?”
—Me parece que es una combinación de pesimismo, con cierta decepción y denuncia en el sentido de que, a pesar de la severidad de la crisis global de salud pública, que ha golpeado a los sectores más desfavorecidos de la población mundial, parece que hay actores políticos más interesados en mantener sus privilegios y que la vuelta a la normalidad sea más de lo mismo que ya teníamos antes de la crisis que ha traído aparejada la pandemia.
Al mismo tiempo, las crisis sacan a relucir lo mejor y lo peor de las sociedades y las personas. En esa medida, la denuncia de las condiciones de desigualdad e injusticia son también un llamado optimista a hacer las cosas de una mejor manera con el objetivo de construir condiciones de igualdad, equidad y fraternidad. En lo personal me gustaría que podamos aspirar a algo diferente y mejor, justamente como lo señala David Brooks.
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