Cultura

Hallan texto de fray Francisco Naranjo; estaba perdido desde el siglo XVII

Es la parte que escribió de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino en castellano, señala el filósofo Mauricio Beuchot

Hallan texto de fray Francisco Naranjo; estaba perdido desde el siglo XVII

Hallan texto de fray Francisco Naranjo; estaba perdido desde el siglo XVII

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las crónicas dicen que, en el siglo XVII, fray Francisco Naranjo escribió una parte de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino en castellano, la cual estaba resguardada en la Biblioteca del Noviciado del Convento de Santo Domingo, pero que se “perdió” porque se consideraba que no debía usarse el español para escribir de temas tan elevados, así lo explicó el filósofo Mauricio Beuchot durante su participación en el ciclo de Lecturas estatutarias de la Academia Mexicana de la Lengua.

“Este es un tratado perdido desde el siglo XVII, sin embargo, quiero contarles la fortuna que tuve de encontrar ese manuscrito. La suerte me deparó su hallazgo de forma muy sencilla”, antes de que la Biblioteca Nacional de México se mudara a la Ciudad Universitaria.

Beuchot describió que, en ese entonces, la biblioteca se encontraba en el ex Convento de San Agustín, ubicado en las calles República de Uruguay e Isabela Católica, a donde él acudía para buscar manuscritos e impresos novohispanos que se guardaban en el fondo reservado.

“Ya me había hecho amigo de un trabajador de ahí, don Liborio, y en una ocasión me dijo que me podía facilitar un fichero en el que se hallaban las piezas últimamente catalogadas; accedí y me puse a repasarlo para ver qué encontraba de interesante. Me topé con una tarjeta que decía: Fray Francisco Naranjo OFM -Orden de Frailes Menores- Comentario a la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino”.

No obstante, a que sabía de la obra de fray Francisco Naranjo, filósofo y teólogo dominico del siglo XVII, que se había declarado perdida, el filósofo consideró que podría tratarse de un homónimo de fray Francisco Naranjo, ya que según las siglas “OFM” del título, referían a que el autor de esta obra pertenecía a la congregación de los franciscanos y no a la de los dominicos.

“Le pregunté a don Ligorio el por qué le habían puesto OFM si todo indicaba que era un dominico, me dijo que por el nombre, pues era francisco, como si todos los que se llamaban domingo tuvieran que ser dominicos. Le pedí el manuscrito y me llevé la sorpresa de que era precisamente aquel texto del autor del siglo XVII, perdido desde entonces porque alguien lo había sustraído y ocultando, o hecho perdedizo, considerando que la teología no debía escribirse en castellano, sino en latín”.

En ese entonces, añadió, se podían sacar fotocopias de los materiales, por lo que pidió una y la entregó a René Acuña, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, quien aseguró que era el manuscrito perdido, que había realizado un gran hallazgo.

“Transcribí el texto y lo edité con una introducción histórica y teórica que se publicó en el actual ISSUE (Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación) porque este fraile estuvo vinculado con la Universidad por haber presentado la Cátedra de Santo Tomás en ella. Ahí está un texto filológico - teológico que desde el siglo XVII estaba perdido y que me encontré escarbando en un archivero de las cosas que acababan de registrar en el fondo reservado de nuestra Biblioteca Nacional, que seguramente todavía guarda muchos tesoros”.

UNIVERSIDAD. Naranjo nació en la Ciudad de México hacia 1580 y en 1604 ingresó a los dominicos, en el Convento de Santo Domingo, donde estudió y posteriormente enseñó. “Las crónicas dicen que nuestro fray Francisco Naranjo era muy discreto y hasta humilde, modesto a pesar de su sapiencia. Decía con toda sinceridad que no olvidaba nada, que recordaba todo desde que tenía 13 años de edad, pero en especial, dedicaba su memoria a estudiar la filosofía y la teología".

“Así había aprendido mucho, pues con una sola leída lo guardaba todo en su pasmosa memoria. En esa línea se reportan dos demostraciones públicas que hizo en la universidad para concursar por sendas cátedras, una de ellas fue incluso ante el virrey, por lo que no es de creer que hubiera hecho alguna trampa”.

Naranjo, agregó, hacía oposiciones a cátedras en la Real y Pontificia Universidad de México, la primera no la ganó, pero en 1636 se le concedió la Cátedra de Santo Tomás después de demostrar su prodigiosa memoria.