Alfredo López Austin (Chihuahua, 1936) opina que la educación es la vía por excelencia para la formación nacional de cualquier país y es alguien que no siente atracción por la historia de bronce, por ello, piensa que existen tareas más urgentes del gobierno que el regreso de las esculturas de Ahuizotl e Itzcoatl a Avenida Paseo de la Reforma.

En entrevista, el ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía expresa su amor al conocimiento y a la utopía, conceptos que le permiten tener dudas y seguir caminando.

López Austin es uno de los más importantes especialistas en el México precolombino y las cosmovisiones originarias; además, es investigador, desde hace 40 años, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

El historiador ha publicado obras claves como La constitución real de México-Tenochtitlan, Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología mesoamericana y Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana.

--¿Cuál fue su emoción al ser ganador del Premio Nacional?

--Fue como un chapuzón refrescante para mi vanidad. A mi edad la vanidad es muy saludable.

--En el libro “Del saber ha hecho su razón de ser…Homenaje a Alfredo López Austin” agradece a la universidad pública, ¿mantiene la esperanza que el país pueda cambiar si se defiende la educación pública?

--La educación, en todos sus niveles, es la vía por excelencia para la formación nacional de cualquier país.

“Por medio de una formación educativa bien encauzada, el ser humano, como colectividad y como individuo, adquiere su dignidad, la conciencia de su pertenencia y responsabilidad sociales, la libertad de criterio para ser el propio conductor de su destino, el amor a la ciencia y al arte, y muchas otras facultades que le permiten convertirse en un ciudadano capaz de dirigir, desde su base social, un país verdaderamente democrático”.

“En cuanto a la educación pública, en todo nivel, es el parámetro de la formación nacional, incluso de la formación familiar, al filtrar sus principios en el ámbito doméstico”.

--¿Aún comparte la idea de Eduardo Galeano de que la utopía sirve para caminar?

-- La utopía no sólo marca la dirección, sino los pasos necesarios para seguir el camino. No se puede construir la paz iniciando la guerra; no se puede distribuir el ejercicio democrático empezando por la centralización del poder; no se puede pretender la verdad lejana si hoy se engaña.

--A sus 84 años ¿qué pasos o caminos siente que aún le faltan por andar?

--Los necesarios para continuar un camino proyectado hace muchos años. Tal vez ya sean pocos pasos; pero me anima el saber que me quedan muchas dudas.

--El 2021 será un año de conmemoraciones, ¿qué enfoque le gustaría que se abordara en los eventos organizados por el gobierno federal?

--La profesión de la historia tiene muchos y diversos fines, y cada fin abre un abanico de vías de ejercicio. Cada historiador es libre de elegir fines y vías. Nunca me ha atraído la historia de bronce, que es la de los héroes y villanos, las fechas conmemorativas y efemérides, las fiestas y celebraciones.

“He preferido la historia de la creación del pensamiento humano, con base en la idea de la diversidad de las tradiciones culturales, misma idea que aparta de la concepción hegemónica de una sola forma de pensamiento válida”.

--¿Ha sido invitado a participar en alguna actividad sobre la fundación de Tenochtitlan?

--Sí. He tenido que explicar cortésmente que la historia de bronce no es mi campo. Nadie es indispensable, y no creo serlo.

--¿Por qué los mexicas no son el prototipo de pueblo nahua?

--Porque no hay un pueblo prototipo. Del gran conjunto de pueblos nahuas del tiempo de los mexicas, cada uno vivió su vida distintiva y construyó su cultura de acuerdo con su propia historia. Obviamente, la historia general provocó fuertes similitudes y la historia particular dio origen a su diversidad.

-- En “Constitución Real de México-Tenochtitlan” escribió que no se puede honrar a los muertos con la falsedad, ¿qué tan frecuente es que los mexicanos estigmaticemos el pasado prehispánico con rumores y distorsiones de la historia?

--Idealizar o denigrar un origen histórico son dos formas de actitud procedentes de una misma actitud vergonzante. Si a una foto de mi abuelo le agrego un sombrero es porque no me gusta su calvicie.

--¿Qué opinión le merece el regreso de las esculturas de Ahuizotl e Itzcoatl al Paseo de la Reforma?

-Que es mucho bronce y que pesan mucho. Creo que hay tareas de gobierno mucho más urgentes.

--¿Ha cambiado su rutina durante el confinamiento?

--Del semiconfinamiento de un viejo al confinamiento sanitario hay un breve paso. Poco ha cambiado mi rutina, a no ser por la imposibilidad de gozar de mis clases presenciales en la UNAM: ahora mis estudiantes y yo dialogamos a distancia.