Lejos de mostrarse intimidados por la presencia notoria de soldados y tanques chinos en Shenzen, a las puertas de Hong Kong, los jóvenes de Hong Kong que protestan contra el régimen comunista redoblaron ayer su desafío con una de las mayores manifestaciones ocurridas en la excolonia británica en los últimos años, con cientos de miles de personas concentradas en Victoria Park y en los alrededores.

La riada de manifestantes desfiló desde las 14:00, hora local, bajo sus paraguas para protegerse de la lluvia en la región administrativa especial e inundaron avenidas y calles adyacentes.

La manifestación de hoy corona una semana turbulenta en Hong Kong, en la que durante dos días seguidos las autoridades locales se vieron obligadas a cerrar el aeropuerto de Hong Kong (el octavo más transitado del mundo), tras el asalto de la terminal, por parte de activistas pro democracia. La cancelación de todos los vuelos durante dos días causó que las amenazas del régimen de Pekín se tradujeran en el envío de tropas y tanques a la frontera, lo que causó nerviosismo en los mercados asiáticos y llamados a la contención por parte de Occidente.

“Cucarachas”. Uno de los líderes del Frente Civil de Derechos Humanos, Wong Yik-mo, criticó durante la manifestación las actuaciones policiales y su aparente posicionamiento en contra de quienes protestan para reclamar un mejor funcionamiento democrático en Hong Kong.

“La Asociación de Jóvenes Oficiales de Policía y algún diputado pro Pekín han llamado varias veces ‘cucarachas’ a los manifestantes. Eso trae al recuerdo dolorosas imágenes de genocidio”, dijo, en alusión a la masacre, en 1994 ,de miembros de la etnia tutsi en Ruanda, tras ser llamados “cucarachas” por los hutus radicales que incitaron a la violencia.

“Poco a poco —agregó Wong—, la policía de Hong Kong está destruyendo la imagen internacional de un Hong Kong civilizado”.

Aviso de Trump. Miemtras tanto, el presidente estadunidense, Donald Trump, advirtió a China que si ordena una represión violenta en Hong Kong haría “difícil” la firma del acuerdo comercial que ambos países negocian.

“Si es otra plaza Tiananmén, creo que es algo muy difícil de hacer (el acuerdo)”, declaró.