El primer ministro británico, Boris Johnson, tomó ayer la decisión de suspender temporalmente el Parlamento, para así frenar cualquier posibilidad de la oposición de evitar un brexit sin acuerdo. Esta maniobra política cerrará la Cámara entre el 10 de septiembre y el 14 de octubre, justo 15 días antes de que se cumpla la fecha definitiva para la salida de Reino Unido de la UE.

La reina Isabel II, cuyo poder de decisión está limitado por las leyes británicas, refrendó ayer la petición de Johnson y emitió la prerrogativa real que paraliza el Parlamento durante cinco semanas. La estrategia de Johnson es bloquear cualquier iniciativa parlamentaria que pretenda frenar un brexit duro.

La oposición, tanto los laboristas como los detractores de Johnson en su propio partido, no tardaron en mostrar su indignación ante la medida, que consideran antidemocrática. “Esta maniobra representa un escándalo constitucional”, declaró el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow. “Lo vistan como lo vistan, es obvio que su propósito es impedir que el Parlamento debata sobre el brexit y cumpla con sus obligaciones”, añadió.

Johnson explicó a los parlamentarios sus intenciones en una carta, en la que aseguró que dispondrán de un “margen amplio” para poder debatir el brexit. Sin embargo, la oposición, con el laborista Jeremy Corbyn a la cabeza, prepara ya otras vías para impedir la salida de Reino Unido de la UE. Entre ellas, una posible moción de censura contra Johnson, que tras esta decisión vuelve a cobrar fuerza.