Las autoridades iraníes presentaron ayer un nuevo sistema de defensa aérea de fabricación nacional que refuerza su seguridad, coincidiendo con una escalada de la tensión con Estados Unidos en el golfo Pérsico.

Este sistema, llamado “15 de Jordad”, puede detectar, interceptar y destruir seis objetivos de forma simultánea, desde cazabombarderos hasta aviones no tripulados, y emplea para derribarlos Sayyad 3 de largo alcance, capaces de derribar aviones y drones de combate a una distancia de 120 kilómetros y a una altura máxima de 27 kilómetros. El complejo también puede rastrear “objetivos invisibles”, interceptándolos a 45 kilómetros de distancia, indicó el ministro iraní de Defensa, el general Amir Hatamí en una ceremonia oficial en Teherán.

El general explicó que este desarrollo armamentístico y defensivo va parejo con “las necesidades” del país y al “tipo de amenazas” que enfrenta, según las declaraciones publicadas por el Ministerio de Defensa.

Hatamí no precisó el origen de las amenazas, pero se refería a la reciente decisión de EU de aumentar su despliegue militar en Oriente Medio, con el envío de 1,500 efectivos, del portaaviones USS Abraham Lincoln, del buque de asalto anfibio USS Arlington, misiles Patriot y bombarderos.

Este despliegue es parte de la estrategia del presidente Donald Trump para presionar a Irán, que ha incluido también la designación de los Guardianes de la Revolución iraníes como grupo terrorista.

“Nos vemos obligados”. “El Ejército ve una obligación de reforzar la defensa aérea y mejorar la seguridad del cielo de la República Islámica con la fabricación de equipos más avanzados”, subrayó Hatamí.

Ambos países han descartado que el repunte de la tensión vaya a conducir a un conflicto armado, pero las autoridades iraníes han advertido que en caso de ataque tienen la capacidad de defenderse.

Una capacidad que se ve ahora reforzada con el nuevo sistema antiaéreo, que tiene un alcance de 150 kilómetros para detectar los objetivos voladores, y de 120 kilómetros para interceptarlos.