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Israel y Hizbulá se enzarzan en su primer conato de guerra desde 2006

La milicia chií libanesa y pro-Teherán lanzó sobre el país vecino 19 cohetes este viernes, mientras el ejército israelí replicó con nuevos bombardeos por tercer día en fila.

Disparando un tanque
Disparando un tanque Disparando un tanque (La Crónica de Hoy)

La milicia chií Hizbulá lanzó este viernes una veintena de cohetes desde el sur del Líbano hacia Israel, que respondió con bombardeos por tercer día consecutivo, en un repunte de tensión que no se veía desde la guerra de 34 días que ambas partes libraron hace quince años.

La milicia dirigió su ataque hacia las Granjas de Chebaa, una área disputada entre Israel y el Líbano en el los Altos del Golán, a lo que el Ejército israelí respondió con ataques de artillería, sin víctimas de momento.

Aunque se habla habitualmente de la disputa entre Israel y Siria por el Golán, también Líbano comparte un tramo de frontera en la región, que también se disputa con el Estado judío.

El primer ministro israelí, Naftali Benet, se reunió de urgencia con su titular de Defensa y con el jefe del Estado Mayor para analizar la situación en la primera crisis de seguridad que afecta al nuevo gobierno de Israel. Entre tanto, la misión de paz de la ONU en el Líbano y el primer ministro interino libanés, Hasan Diab, han hecho llamamientos a la contención.

En un gesto poco habitual, Hizbulá reivindicó este viernes el lanzamiento de cohetes hacia Israel, ya que los intercambios de fuego, escaramuzas y ataques que se producen de vez en cuando en la frontera -donde también operan milicias armadas palestinas- no suelen tener una autoría clara.

De los 19 cohetes que se lanzaron, 3 cayeron en suelo libanés y 16 alcanzaron territorio de Israel, de los cuales la Cúpula de Hierro, el escudo antimisiles israelí, interceptó diez, informó en una rueda de prensa un portavoz del Ejército israelí, teniente coronel Amnon Shefler.

"Con este ataque, Hizbulá está intentando enviar el mensaje de que son ellos los que aún controlan el sur de Líbano", apuntó Shefler, quien consideró, no obstante, que el hecho de que dispararan hacia espacios abiertos sin población indica que no hay interés en que la situación escale.

Por su parte, el Ejército libanés detuvo este viernes también a cuatro personas por el lanzamiento de los proyectiles y se ha incautó de un lanzacohetes, de acuerdo con un comunicado militar de Beirut, que confirmó que diez obuses israelíes cayeron en la afueras de la localidad de Al Sadana y otra treintena cerca de Bastra y Kfarshouba, donde provocaron una serie de incendios.

Hizbulá señaló en un comunicado que lanzaron los cohetes en respuesta al bombardeo aéreo de Israel la víspera, el primero desde la guerra que libraron en 2006, una "amenaza directa" según el presidente de Líbano, Michel Aoun, quien pidió al gobierno presentar una denuncia ante la ONU.

Entre tanto, Israel asegura que sus ataques son una represalia por el lanzamiento el miércoles de tres cohetes desde el sur de Líbano, que oficiales israelíes atribuyeron en un inicio a milicias palestinas, y no a Hizbulá.

El portavoz militar israelí aseguró que Israel tampoco tiene interés en elevar la tensión, pero advirtió que están listos para cualquier escenario y que no permitirá que "estos actos de terrorismo continúen" y "amenacen la seguridad de los israelíes".

Este cruce de bombardeos es el primero entre Hizbulá e Israel desde agosto de 2006, cuando terminó la guerra que ambas partes libraron durante un mes entero. Entonces, las hostilidades comenzaron el 12 de julio con una emboscada de Hizbulá contra soldados israelíes que dejó tres muertos y dos prisioneros.

Otros cinco soldados israelíes murieron en territorio libanés tratando de rescatar a esos dos, y luego Israel empezó a bombardear objetivos militares y también civiles de Líbano, incluido el aeropuerto de Beirut. Las tensiones continuaron con una invasión terrestre israelí, y al final la guerra dejó unos 1,300 libaneses y 165 israelíes muertos.

Para poner fin al conflicto, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la creación de la Misión de Paz de la ONU en Líbano (FINUL), y ordenó la retirada israelí del país.

Ante la escalada de tensión, la FINUL aseguró que su comandante, Stefano Del Col, está en contacto "directo" con las partes, mientras los cascos azules median "para evitar que la situación se salga fuera de control". "La FINUL llama a las partes a un alto el fuego y a mantener la calma para que podamos empezar una investigación", pidió la misión en un comunicado.

Además, ya se están coordinando con las Fuerzas Armadas libanesas para reforzar las medidas de seguridad en todas sus áreas de operación a lo largo de la demarcación establecida por Naciones Unidas entre ambos países, la Línea Azul.

También el primer ministro interino del Líbano, Hasan Diab, ha llevado a cabo una serie de "llamadas" que buscan "contener la escalada en el sur", informó su oficina en Twitter.

"Diab hizo hincapié en la necesidad de imponer la calma y detener las repetidas violaciones israelíes contra la soberanía libanesa", explicó, al agregar que también ha pedido a la ONU que "presione" al Estado judío para que "respete" la resolución del Consejo de Seguridad que puso fin a la guerra de hace 15 años.

El actual mandato de la FINUL expira a finales de este mes de agosto y las autoridades libanesas ya han pedido una extensión, una demanda que probablemente se vea reforzada tras la nueva escalada, que se produce en un momento en que el Ejército libanés se encuentra diezmado por la grave crisis económica iniciada en 2019.

En general Líbano roza el colapso, azotado por una grave crisis económica, con la inflación disparada y con escasez de productos básicos, medicinas y combustible; mientras perdura el bloqueo político a la espera de que el primer ministro designado, Najib Mikati, el tercero en menos de un año, forme gobierno en los próximos días.

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