
El legado que dejará el estadio de Kaliningrado después del Mundial de Rusia 2018, es que además de que se convertirá en un escenario multiusos, será a futuro un polo económico en Rusia, ya que tendrá lugares residenciales, negocios, muelles y embarcaderos en las orillas del río Pregola.
Erigido en la isla de Oktyabrsky y con capacidad para 35 mil personas, el imponente inmueble que se erige en el centro de la ciudad recibirá cuatro partidos de fase de grupos, entre los que destaca el duelo entre Inglaterra y Bélgica que se efectuará el 28 de junio.
El monstruo de concreto y acero marcó un antes y un después en una ciudad que se mantenía prácticamente intacta, y en donde una de sus principales actividades económicas es la portuaria, ya que es una importante entrada al país por el mar Báltico, uno de los principales accesos marítimos a Europa.
Al concluir el Campeonato del Mundo, el recinto se convertirá en la casa del FC Baltika de la liga rusa, además que se podrán organizar conciertos, eventos artísticos y otras actividades deportivas ajenas al futbol.
Si bien, Kaliningrado es un lugar turístico debido a que es potencia mundial en cuanto a la producción de ámbar, ya que cerca del 90 por ciento de los yacimientos del mundo de este material se encuentran en esta ciudad.
Pero ahora además, miles de personas visitarán la ciudad fundada en 1255, con 459 mil habitantes, con paisajes boscosos, pinos por todas partes y hermosas playas que se conjugarán con la locura que trae un Mundial de futbol.
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