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La alerta sísmica podría mejorar y brindar más segundos en prevención

La instalación de más sismógrafos y mejoramiento de los algoritmos daría hasta casi 10 segundos más a la población para tomar medidas de protección, dice sismólogo de la UNAM

Perros rescatistas ayudan en las labores de búsqueda y rescate tras el terremoto de México
Perros rescatistas ayudan en las labores de búsqueda y rescate tras el terremoto de México Perros rescatistas ayudan en las labores de búsqueda y rescate tras el terremoto de México (La Crónica de Hoy)

A lo largo de la costa del Pacífico mexicano, y otros puntos del interior de la república hay instalados sensores (sismógrafos); una vez que ocurre un sismo en una localidad, éstos registran la actividad y definen si el sismo es grande o no, mediante la ejecución de algoritmos matemáticos. Si determinan que es un sismo fuerte, emite una alerta instantánea a través de medios digitales al Centro de Investigaciones y Registro Sísmico (Cires), el ente encargado de gestionar y mantener alerta sísmica que opera en los estados con riesgo de sufrir los efectos de un sismo.

La señal llega casi de manera instantánea, a la velocidad de la luz, entonces se emite la alerta sísmica que escuchamos en los megáfonos de las ciudades. Regularmente, esa señal viaja más rápido que las ondas sísmicas: esa diferencia de segundos nos proporciona un poco de tiempo para realizar acciones de prevención, como evacuar un edificio o cerrar las llaves del gas.

¿Qué pasó el pasado 19 de septiembre a las 13:14?, ¿sonó la alerta?, ¿lo hizo tardíamente? A diferencia del sismo ocurrido en el Golfo de Tehuantepec —que generó destrozos y tragedia en Chiapas y Oaxaca— el 7 de septiembre, la onda sísmica y la alerta llegaron a la Ciudad de México casi al mismo tiempo. ¿Por qué?

“En el caso de este sismo, la distancia entre el hipocentro, entre Puebla y Morelos, y la Ciudad de México fue equivalente a la que había desde este punto de origen a las estaciones más cercanas de la alerta, sumado al tiempo que tomó definir a los algoritmos si el sismo era fuerte o no”, explica Miguel Ángel Santoyo, sismólogo del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Es decir, los dos tiempos fueron casi iguales, por lo que la alerta sonó casi al mismo tiempo que el inició del sismo. “La posición del hipocentro —zona en el interior de la Tierra donde inicia la ruptura de la falla geológica, desde donde se propagan las ondas sísmicas— fue más cercana a la Ciudad de México que para lo que está diseñada la alerta”, añade el especialista en sismología de movimientos fuertes.

PREPARADOS. Esos segundos que podría proporcionar la alerta sísmica reduce el riesgo de las población ante el colapso de infraestructura, no obstante, el sismólogo de la UNAM enfatiza que independientemente de la alerta sísmica, las personas deben estar preparadas ante el arribo de un sismo, porque en casos como el del pasado 19 de septiembre, la alerta llegó al mismo tiempo que el sismo.

“Pero si estamos bien preparados, las instalaciones de nuestros edificios son seguras y seguimos las recomendaciones de Protección Civil, el riesgo sería menor. Más que necesitar una buena alerta sísmica, debemos de tener buenas construcciones”.

Sin embargo, eso no significa que el sistema de alerta operado por el Cires no pueda mejorarse. “Puede hacerlo, sin duda, si somos capaces de mejorar los algoritmos y de tener más sismógrafos a lo largo del país, tendríamos una alerta más eficaz. Por ejemplo, si hubiéramos tenido un sismógrafo justo encima del hipocentro, probablemente habríamos tenidos hasta cinco segundos más antes de que llegaran las ondas”.

Cinco segundos podría parecer insuficientes, pero se pueden sumar a los que el movimiento telúrico intenso proporciona otros segundos antes. El investigador explica que la fase intensa del sismo normalmente tarda algunos segundos más en llegar después de la onda primaria, que es de menor amplitud. Si sumamos las mejoras técnicas a esta antesala del movimiento intenso, podríamos tener una alerta con hasta diez segundos más de antelación, nada despreciables si el sismo tiene su origen cerca de las ciudades en las que generará mayor sacudida.

PLACA DE COCOS. Tener un sismo de fuertes magnitudes originado en el centro del país parece sorpresivo, pero tampoco es extraordinario: los expertos han referido que la zona tiene un historial de sismicidad. “La mayor parte de la sismicidad de grandes magnitudes proviene de la costa del Pacífico, de la zona de subducción, en la costa, pero no quiere decir que la sismicidad que ocurre a profundidades intermedias, con epicentro en la zona centro-sur del país, no sea común”, señala Santoyo.

“Toda sismicidad está relacionada con la subducción de la placa de Cocos debajo de la placa de Norteamérica. Tanto los sismos que ocurren en la zona profunda de la Cocos, como a una intermedia, son relativamente comunes a lo largo de esa zona. El problema con éstos, es que ocurren más cerca de las ciudades que de la costa, por eso el problema de los daños que hemos visto”.

Finalmente, el científico enfatiza que la población debe seguir las recomendaciones e información oficial y desestimar rumores que circulan por las redes sociales, que sólo crean más pánico entre las personas. Además recomienda seguir las redes sociales oficiales como las del Servicio Sismológico Nacional y las de la UNAM.

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