Opinión

La burka, símbolo de opresión

La burka, símbolo de opresión

La burka, símbolo de opresión

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Antes, cuando el Talibán gobernó Afganistán, durante un período de cinco años que concluyó con la invasión estadunidense de finales de 2001, las mujeres afganas eran castigadas a latigazos o a pedradas si se aventuraban fuera de casa sin una burka, la bata que las cubre de cabeza a pies y que ha venido a significar opresión, subyugación y patriarcado.

A las mujeres se les prohibía estudiar, trabajar, hablar en público o salir a la calle sin estar acompañadas de un hombre. El suicidio de mujeres aumentó y su salud se deterioró porque solo se les permitía ver a médicos mujeres e ir a hospitales exclusivos de su sexo y no había suficientes. De ahí la alta tasa de mortalidad femenina.

Sin embargo, una vez que el Talibán fue derrocado, la burka nunca desapareció totalmente, como no ha desaparecido en muchos otros países del mundo. En Afganistán se siguió usando en las aldeas rurales y en ciudades conservadoras como Kandahar, feudo original del Talibán, en el sur del país.

Actualmente, reportes de prensa hablan de mujeres en las calles de Kabul cubriéndose los brazos, las piernas y el cabello, como es común en el mundo musulmán; pero no llevan burkas. Una de las grandes interrogativas es si los líderes del Talibán aceptarán que el Afganistán de hoy día es un país totalmente diferente al que dejaron de oprimir hace dos décadas.

Aún así y pese a que el Talibán se ha abstenido hasta ahora de exigir la burka, infinidad de mujeres han corrido a comprar una, por lo que su precio en los últimos días se ha duplicado: 1,500 afghanis, unos 17 dólares o 340 pesos por una de las azules, usadas por mujeres casadas y que solo permiten ver a través de un tejido en el área de los ojos, lo que dificulta la respiración.

Los afganos son con frecuencia erróneamente considerados árabes. Pero lo único en común que tienen con ellos es la religión. Sus idiomas son el pashto y el dari. Igualmente las burkas se confunden con otras batas como el “niqab” que por lo general es negro y deja los ojos al descubierto. Está también el “hijab” el chal que cubre la cabeza y el cuello pero no el rostro. Y desde luego está la “abaya”, el vestido negro que usan las mujeres sauditas en todo lugar donde puedan ser vistas por un hombre que no sea de su familia.

Hay evidencias de sobra de que en muchos casos las mujeres musulmanas son obligadas a cubrirse o arriesgarse a poder ser golpeadas, arrestadas o incluso terminar muertas en asesinatos “de honor”. Pero hay muchas mujeres, no solo en el mundo islámico, sino viviendo en países occidentales, que insisten en que cubrirse es su derecho, su religión y su elección.

La burka puede ser todo: opresión, tradición o decisión propia. Lo único no válido es ver una mujer cubierta y por ignorantes temerle y dar por hecho que es terrorista.