Opinión

La cara negra de Trudeau

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La cara negra de Trudeau

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En un país como México y cualquier otro donde adoramos a los Reyes Magos y nadie se ofende si le piden disfrazarse de Baltazar, es totalmente incomprensible la tormenta política que ha caído sobre Justin Trudeau, luego de que surgieron fotografías donde se ve al primer ministro de Canadá divirtiéndose de joven con la cara pintada, en una de negro, otras en café, poniendo con esto seriamente en peligro su reelección, a solo unas semanas de los comicios.

Fue la revista Time la que primero publicó una fotografía de 2001 donde se ve a ­Trudeau, entonces un profesor de 29 años en una prestigiada escuela privada de ­Vancouver, disfrazado de Aladino, con la piel pintada de negro. Luego medios canadienses dieron a conocer otras imágenes de cuando era estudiante, con el cuerpo todo pintado de negro también.

Acostumbrados a pensar en Trudeau no sólo como el más guapo de los gobernantes del mundo, sino como un político liberal, que apoya y defiende los derechos de la mujer, de los homosexuales, las minorías y los inmigrantes. Alguien que la revista ­Rolling Stone alguna vez dijo, “es el presidente que todos quisieramos tener”, mientras Vogue nos hizo suspirar publicando las más sensuales y románticas fotografías de que se tenga memoria de un gobernante y su mujer (Sophie Gregoire), por lo que a muchos nos han enojado y no comprendemos los ataques hacia él.

Pensamos en esas fotos, como ataques políticos de sus opositores o más simplemente como: “tonterías de muchachos”. Sin embargo, en su país donde saltó a la popularidad en 2015, cuando obtuvo una victoria arrasadora contra el primer ministro conservador Stephen Harper, parece que el romance con Trudeau hace mucho terminó. Y no sólo por las caras negras sino por no cumplir sus promesas, como sucede con muchos otros políticos en tantos lugares.

Trudeau, hoy de 47 años y a quien habíamos idealizado porque lo comparabamos en muchos aspectos con Donald Trump, se ha disculpado por los disfraces, aceptado que se disfrazó varias veces y admitido que no sabe cuantas más fotografías similares surgirán, por lo que dice está muy avergonzado.

Y debe estarlo, porque lo ofensivo de pintarse la cara de negro no es nuevo ni en Estados Unidos ni en Canadá. La ofensa empezó hace casi 200 años cuando los blancos en el mundo del espectáculo querían parecer chistosos y en el Nueva York de 1830 empezaron a pintarse los rostros con grasa para zapatos. Pretendiendo burlarse de los esclavos en las plantaciones sureñas salían con ropas razgadas y con los labios coloreados en blanco para hacerlos prominentes.

La idea de personajes con los rostros negros en el escenario data de hecho de mucho atrás, con las antiguas producciones del Otelo de William Shakespeare, pero se le asocia más con el afán de ser graciosos, burlarse y humillar a los de origen africano en Canadá y los Estados Unidos, sobre todo después de que la esclavitud fue abolida y la gente de raza negra empezó a demandar derechos.

De hecho celebridades de la talla de ­Shirley Temple, Judy Garland y Micky Rooney también lo hicieron.

David Leonard, un catedrático de estudios étnicos en Washington State University dijo en un artículo periodístico que las caras de blancos pintadas de negro, son parte de la deshumanización hacia los negros y un esfuerzo por tomar a la ligera la violencia, los linchamientos y su encarcelación masiva a lo largo de la historia.

De acuerdo a este académico, las caras negras, o en el caso de Trudeau que lo extendió a caras café, al disfrazarse de árabe, refuerza el punto de vista racista que quiere presentar a los de piel oscura como criminales peligrosos o personas flojas sin empleo.Y sí, también Canadá esclavizó a indios étnicos y africanos. Los colonizadores y mercaderes los mantenían cautivos. Sin embargo por el clima tan frío no tenía los campos de cultivo que al sur de su frontera y nunca se apegaron  ni dependieron tanto de ellos.

Trudeau, hijo de Pierre Trudeau, que también fue primer ministro, creció y fue educado en una situación de privilegio y debió saberlo. En el poder ha representado perfectamente lo opuesto a Trump. Ha usado su posición para propagar la idea e imagen de un Canadá internacional, benévolo, multicultural y abierto. Lo hemos visto con frecuencia dándole la bienvenida a inmigrantes y refugiados. Sin embargo, ahí están las fotos y videos, mostrando el mismo racismo del que dice estar en contra.

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