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La ciencia es una forma de pensar y leer el mundo, dice Alejandra Ortiz

La doctora en Ecología señala que es una falacia decir que funciona para algo o para nada. Habla de su reciente publicación El libro de las investigaciones medianamente serias

La doctora en Ecología señala que es una falacia decir que funciona para algo o para nada. Habla de su reciente publicación El libro de las investigaciones medianamente serias

La ciencia es una forma de pensar y leer el mundo, dice Alejandra Ortiz

La ciencia es una forma de pensar y leer el mundo, dice Alejandra Ortiz

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"No hay ciencia inútil, es una falacia decir que funcione para algo o para nada. La ciencia, más que otra cosa, es una forma de leer el mundo”, señala la doctora en Ecología, Alejandra Ortiz, en entrevista por su reciente volumen El libro de las investigaciones medianamente serias.

Al preguntarle porqué conocer ¿qué es la pelusa del ombligo y por qué se acumula ahí?”, la autora comenta que tal vez sirvan únicamente para saber cómo es la pelusa en tu ombligo: “Había algo que considerabas totalmente nimio, y sigue siendo igual, pero ahora sabes más de eso”, la ciencia te hace el mundo más grande, opina.

—¿Entonces la ciencia no tiene incidencia ni responsabilidad directa en los problemas sociales y políticos…?

—“Decisiones políticas, económicas y sociales podrían ser informadas a partir de la ciencia, mucho más de lo que se hace actualmente. Pero la ciencia es más que los resultados científicos. Es una forma de pensar, de entender, de leer. Es una estructura. Lo importante en la divulgación de la ciencia, además de datos, o en el dar datos, es explicar cómo es el proceso científico y generar una cultura científica en la gente. Si existiera esa cultura científica, cuando se tomara una decisión, basada  o no en ciencia, cualquier ciudadano podría entenderla, criticarla, rechazarla.”

Uno de los propósitos de su libro es compartir el gozo que brinda la ciencia y la expansión del mundo que causa el entendimiento. Los 50 capítulos corresponden a 50 preguntas, recabadas en redes sociales por la autora, cuyo propósito ulterior es despertar curiosidad. Alejandra mezcla datos peculiares con guiños acusadores, entre ellos al gobierno mexicano con respecto de la investigación y aprobación de cierto tipo de alimentos.

—¿Cómo se pronunciaría el LIMS respecto a la polémica que ha habido sobre los transgénicos?

—“El tema principal de los transgénicos en México es la biodiversidad. El transgénico, al final, aplasta, homogeneiza las cosas. Me parece que no se está viendo el valor de la diversidad biológica y cultural asociada a los maíces.”

—¿Las investigaciones con transgénicos deberían continuar...?

—“Claro. México está muy bien en eso, y es muy buen ejemplo de lo que decía: la cultura científica va de cómo se hace la ciencia y su injerencia en aspectos de la vida social. Si entiendes lo de la pelusa en el ombligo, o algo que no sea “útil” para la sociedad, vas creando una manera de pensar el mundo y de analizar las situaciones y, cuando llega una pregunta importante, como la de los transgénicos, puedes responder o puedes analizarlo.”

Ortiz hace referencias al sufrimiento de los animales de laboratorio. “En otro contexto le llamaríamos tortura”, comenta, aunque no pretende oponerse a la experimentación. Del mismo modo opina que es necesaria la investigación con seres humanos, “siempre que el intercambio no sea económico, me parece ético.”

La autora pretende que El Libro de las Investigaciones Medianamente Serias sea una lectura rápida para toda ocasión. “Alguien me mandó una foto  de un señor de la tercera edad leyendo mi libro en el Metro, y dije: eso es lo que quiero”, sonríe.

►  Actualmente la autora tiene un podcast llamado “Mándarax”, sale en la estación de radio por internet “Puentes”, junto con su amiga Leonora Milán, y se divierten muchísimo.