El currículum de un artista demuestra su formación, capacidad de trabajo, perfil estético y la habilidad para insertarse en el medio del arte a través de relacionarse con la gente, instituciones, eventos, galerías y otros artistas que sean los “correctos”; ¿cuál es el efecto de la actual abundancia de “artistas de papel”?, ¿la trayectoria seguirá venciendo al talento?

Los artistas han pasado de producir arte portador de innovaciones estéticas como en la modernidad a fabricar objetos de costosa producción cargados de marketing como en la contemporaneidad; y de ahí al Siglo XXI con artistas y agentes —como los curadores— quienes resultan más importantes por sus redes de contactos y currículum que por su discurso sobre el arte.

A partir de este proceso histórico, hoy día todavía imperan en el ecosistema del arte dos tipos de ideales: El artista —no innovador— pero con una gran producción y red de contactos, insertado y “exitoso” en el mercado del arte. El artista —tampoco innovador— que realiza arte “crítico” apegado a lineamientos institucionales, con importante trayectoria y sólida red de contactos con curadores, funcionarios y museos. ¿Qué es lo que unifica a ambos artistas?: un diferente, pero abundante currículum.

Fenómenos como la disminución de espacios independientes que estén insertando artistas al mundo del arte, o la jerarquía y clase social del medio artístico que prohíbe interactuar con aquellos de menor currículum, coinciden con el inicio del desmantelamiento de un ecosistema del arte que tendrá menos ferias, exposiciones, becas, galerías, bienales, etc. ¿el contexto internacional retornará como plataforma neutra donde probar al artista más allá de su currículum?, ¿se avecina la expulsión de personajes ineptos de gran currículum?, ¿el compromiso y solidez discursiva del artista regresará como valiosa divisa en un medio del arte futuro cada vez más polarizado, reducido, elitista y exigente?, ¿es la única manera en que podrá existir lo que sigue al arte contemporáneo?

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