Opinión

La crisis y caos con los haitianos ¿de quién es culpa?

La crisis y caos con los haitianos ¿de quién es culpa?

La crisis y caos con los haitianos ¿de quién es culpa?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El gran flujo de migrantes haitianos que hace días tomó por sorpresa a Washington cuando vio llegar a Texas a más de 14 mil personas buscando asilo, ha puesto al presidente Joe Biden ante un dilema, un problema sin solución fácil que marcará para siempre a su administración.

No hay manera de que les dé gusto a todos. Por lo pronto, hasta dentro de su círculo más cercano hay división y diferencias en cuanto al trato que los haitianos reciben. Los muy progresistas están furiosos con las deportaciones. Los demócratas moderados se preguntan qué ha fallado y dónde está la humanidad que prometió Biden en campaña. Mientras, los republicanos lo acusan de haber dado la impresión de que la frontera está abierta y son bienvenidos.

A lo largo de la historia quienes han intentado establecerse aquí siempre han encontrado hostilidad. Primero fueron los irlandeses en el siglo XIX, luego los iraquíes tras los ataques terroristas, los mexicanos y centroamericanos han sido mal vistos por décadas, pero nadie como ahora los haitianos.

Tan solo en la última semana y basándose en una ley creada por la administración Trump que permite deportar para evitar contagios de COVID-19, dos mil personas han sido enviadas en vuelos de regreso a Haití. Ocho mil voluntariamente han retornado a México y 12 mil 400 están sujetos a procesos de deportación, dice el gobierno. Solo cinco mil casos serán analizados como dicta la ley y el Derecho Internacional.

Muchos de los haitianos que cruzaron la frontera y acamparon en Del Río, Texas, vienen de Brasil, donde abundaban empleos durante la Copa del Mundo en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Pero cuando eso terminó emigraron a Chile y otras naciones. En algunos casos han caminado por más de diez países para llegar hasta aquí.

Pero Haití no siempre fue la nación más pobre y atrasada del hemisferio. De hecho, luego de su independencia de Francia en 1804, era un destino para emigrantes. Fue la primera república negra libre y se convirtió en la Tierra Prometida para muchos esclavos liberados en este país. Todo cambió cuando potencias extranjeras empezaron a ver a Haití como botín.

Estados Unidos fue uno de ellos. Invadió y ocupó Haití en 1915 con el pretexto de que iban a modernizarlo, imponer la ley y proteger vidas. Terminaron estableciendo una dictadura militar y Washington, temeroso de que durante la Guerra Fría Haití se convirtiera al comunismo, apoyó los salvajes regímenes de los Duvalier, de 1956 hasta 1986.

Los desastres naturales no han faltado y la inestabilidad política tampoco. El mes pasado un terremoto de magnitud 7.2 golpeó al país dejando miles de muertos y cientos de heridos y desaparecidos. Esto, solo un mes después de que el presidente Jovenel Moise fuera asesinado dejando un gran vacío de poder.

Sin solución, Washington está en alerta. Espera la potencial llegada de un nuevo grupo de 30 mil haitianos que se congrega en Monterrey, México.