Cultura

“La defensa de la naturaleza es un acto de rebeldía”: Homero Aridjis

ENTREVISTA. El literato y activista ambiental cumple 80 años el 6 de abril y relata a Crónica como ha compaginado la poesía con el activismo, cristalizado en la creación del Grupo de los Cien. “La poesía en general ha estado muy vinculada a la rebelión del pensamiento”, señala.

ENTREVISTA. El literato y activista ambiental cumple 80 años el 6 de abril y relata a Crónica como ha compaginado la poesía con el activismo, cristalizado en la creación del Grupo de los Cien. “La poesía en general ha estado muy vinculada a la rebelión del pensamiento”, señala.

“La defensa de la naturaleza es un acto de rebeldía”: Homero Aridjis

“La defensa de la naturaleza es un acto de rebeldía”: Homero Aridjis

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Homero Aridjis (Contepec, Michoacán, 1940) es el poeta mexicano que en sus versos regresa a la infancia y a la rebeldía de la escritura, es el autor que desahoga el dolor de las vidas arrebatadas en poemas y es el activista ambiental que a través de sus novelas rescata paisajes naturales de México, como los santuarios de la mariposa monarca y la zona del silencio al norte del país.

A propósito de su cumpleaños número 80, que celebrará el próximo 6 abril, Crónica platicó con el Premio Xavier Villaurrutia 1965, Premio Camaiore Internazionale di Poesía 2013, y recientemente galardonado con el Premio Internazionale di Poesia in L’Aquila 2019 por su poemario Del cielo y sus maravillas, de la tierra y sus miserias.

En compañía de Leonora, una de las gatas que adoptó y de la fotografía de su querido y fallecido perro Rufus, Homero Aridjis se reconoce como un rebelde.

“Sor Juana Inés de la Cruz es una de mis modelos porque defendió su derecho de mujer para pensar, fue la primera en habla española en hacerlo, aunque había el antecedente de Santa Teresa de Ávila. Fue una poeta rebelde, fue un modelo histórico antes que en España u otras partes del mundo se manifestara una mujer”, señala.

Otros maestros para Aridjis son los poetas Rimbaud y Baudelaire.

“La poesía en general ha estado muy vinculada a la rebelión del pensamiento y, en mi caso, el activismo ecologista también es un acto de rebeldía. La defensa de la naturaleza es un acto de rebeldía porque hay un conformismo de muchos escritores que incluso han sido cazadores”, expresa.

El autor de La poesía llama y Los poemas solares narra que una vez asistió al Forum Universal de las Culturas en Barcelona y comentó su postura sobre las corridas de toros: en el asesinato de un animal acosado no puede existir diversión. En esa ocasión le advirtieron que se estaba echando encima a media España.

“Hay una frase del poeta irlandés William Butler Yeats que me impresionó desde hace tiempo: si pasando la edad de los 70 años uno no dice la verdad, ¿cuándo la va a decir? Me horroriza eso de muchos políticos mexicanos porque ya son unos vejestorios y todavía mienten. Se van a morir como mentirosos y transas, eso me irrita y a veces también me irrita del sistema intelectual porque es muy conformista”, apunta.

En el libro ilustrado María la Monarca (Ediciones Castillo, 2018), Homero Aridjis escribe una reflexión que aún le abruma:

“Me entristece que la belleza natural que inspiró mis sueños de infancia sea destruida por intereses mezquinos. La falta de respeto por el bosque me ofende como ser humano y me hace sentir extranjero en el lugar de mi nacimiento. Qué extraño es que respetemos las obras humanas, pero que destruyamos las obras maestras de la naturaleza”.

En esa novela el fundador del Grupo de los Cien —asociación de artistas, científicos y escritores dedicados a la defensa de la biodiversidad en América Latina— relata cómo dos primas inician la aventura de proteger al Cerro Altamirano de los talamontes. Dicho cerro es uno de los lugares de Michoacán donde las mariposas monarcas descansan en invierno y en donde vivió su infancia Aridjis.

“Ha sido muy traumático el asesinato de Homero Gómez. Lo conocí porque hice muchos viajes a los santuarios de mariposas para defenderlos, para pelearme con los talamontes y políticos que querían hacer minas y todo tipo de negocios chuecos”, señala.

Al autor también le preocupa el conflicto de la cosecha de aguacates porque hay gente que en vez de los oyameles donde descansan las mariposas quiere huertas aguacateras, lo que ocasiona pelea por agua y terrenos.

“Tenemos un problema grave que está pasando en México: el asesinato de ecologistas. Está el caso de José Luis Álvarez Flores, defensor de los monos saraguatos en Tabasco; el de Isidro Baldenegro quien había recibido el Premio Medioambiental Goldman por defender los bosques tarahumaras, ha habido asesinatos en Morelos y en Michoacán donde también mataron a un guía de turistas del santuario de la mariposa monarca y que es una miseria porque al guía le dan una propina o nada, y lo mataron”.

LOS CIEN. Homero Aridjis es uno de fundadores del Grupo de los Cien hace más de tres décadas, es decir, la unión de intelectuales a favor de la naturaleza.

Al Grupo de los Cien se sumaron Octavio Paz, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Leonora Carrington, Álvaro Mutis, Rufino Tamayo, Manuel Álvarez Bravo, Francisco Toledo, Matías Goeritz, Juan Soriano, Helen Escobedo y Graciela Iturbide, por mencionar algunos.

“Fue un grupo modélico. Me encontraba con escritores de Estados Unidos y Francia que me decían que querían fundar un Grupo de los Cien en sus países, pero en esos lugares era más difícil. En México fue posible porque hay una tradición del intelectual activista que tiene opiniones políticas y que participa en trabajos sociales”, comenta.

El intelectual en México es una figura pública, añade Aridjis.

“Uno se acostumbra a que le pidan opinión sobre un ataque a la universidad, del asesinato de indígenas en Chiapas. Hay una tradición que vemos desde Melchor Ocampo, Diego Rivera y Octavio Paz, es decir, ha habido una tradición histórica de que el escritor y artista opina en los sucesos de la política del país”, asevera.

Ardijis no puede enterrar la cabeza como un avestruz en el piso y decir: no oigo, no veo, I am private como los ingleses. “Todos los días soy sacudido moralmente por lo que pasa en Michoacán, por el asesinato de jóvenes…todo son horrores”.

En ese momento, el poeta se levanta de su silla y se dirige a uno de sus libreros para mostrar la reciente edición bilingüe italiano/español Del cielo y sus maravillas, de la tierra y sus miserias. Acto seguido, empieza a declamar el poema En tiempos de violencia: “En tiempos de violencia hay ángeles / que vuelan sobre las calles desoladas / como si llevaran alas en los pies…”

Aridjis retoma la plática del Grupo de los Cien. “Nunca he sido poderoso, pero en México había unos secretarios de Cultura y de Medio Ambiente que decían: no te metas con los santuarios de la mariposa monarca porque mañana vas a tener un artículo en el periódico del Grupo de los Cien atacándote”.

Dicha unión de escritores logró el decreto de protección de los bosques de la mariposa monarca en México.

“Nací en Contepec, Michoacán, fue mi cuna existencial y espiritual; en ese tiempo era un pueblo muy pequeño, entonces me despertaba con el Cerro Altamirano enfrente que era el cerro de las mariposas. Era un lugar pacífico a diferencia de lo que pasa actualmente”, indica.

Aridjis recuerda que en 1985 existió un gran problema de contaminación en la Ciudad de México.

“El 1 de marzo de 1985, cuando se formó el Grupo de los Cien, hicimos un manifiesto que fue publicado y firmado por Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Leonora Carrington, Francisco Toledo y mucha gente más, entonces causó un impacto”, platica.

A partir de ese momento, el escritor se propuso proteger los santuarios de la mariposa monarca, porque en Contepec había un general dedicado a la tala de árboles. “De pronto echaba los camiones sobre las mariposas que estaban en el camino o cortaba árboles llenos de mariposas”.

Aridjis narra que en esa época unos niños se manifestarían contra la contaminación en la Ciudad de México, pero el entonces secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, Manuel Camacho Solís, le dijo al poeta que no podían protestar.

“Le propuse como regalo para los niños de México que el presidente diera el decreto de protección a los santuarios de mariposa monarca. Les agradó la idea. Me invitaron a Chapultepec para el acto protocolario, pero no había prensa, me pareció raro; me preocupaba que fuera un anuncio de humo. Entonces moví a la gente de Contepec con miles de firmas que entregamos y fue cuando me dijo que trabajarían en los decretos”, cuenta.

Aridjis continuó la defensa por la mariposa monarca cuando lo nombraron embajador de México en la UNESCO, en 2007, ya que buscó su declaratoria como Patrimonio natural de la humanidad, misma que logró después de varias trabas.

“Fue una experiencia de la realidad política de México: hay una cosa abstracta, no manifiesta, pero que implica que cuando uno propone algo, recibes silencio e indiferencia por los intereses que tienen los políticos”, señala.

— ¿Junto con Francisco Toledo mantuvo el espíritu del Grupo de los Cien?

— Íbamos a cumplir 80 años este 2020, lo vi en marzo pasado cuando fui a Oaxaca, platicamos como viejos amigos. Cuando fundamos el Grupo de los Cien él siempre fue solidario, todo apoyaba y firmaba, y no era nada más porque sí, era sincero, auténtico.

Además de liberar tortugas en Oaxaca, Aridjis y Toledo hicieron juntos los libros: Tiempos de ángeles (FCE) y El silencio de Orlando (Alfaguara).

POEMA NARRATIVO. Homero Aridjis también dedica tiempo a la novela, por ejemplo, La zona del silencio es una historia de ciencia y narco.

“La zona del silencio es una región al norte de México que me intrigaba desde el punto de vista esotérico por su relación con el cosmos, además tiene una fauna y flora prehistórica, ahí está la tortuga terrestre más grande del Hemisferio Norte y los sapos con espuelas”, comenta.

Esa región ubicada en Chihuahua, Coahuila y Durango resulta fascinante para Aridjis por la caída de meteoritos y porque las comunicaciones se cortan. “Como poeta me intriga, es fantástico, es como nuestro Triángulo de las Bermudas”.

— ¿Cuándo escribir prosa?

— Desde joven escribo poesía y prosa. Leí lo que se llamaba el poema narrativo que es el origen de la literatura: La Odisea, el Cantar del mío Cid y la Divina Comedia. La narración empezó siendo poética. Siempre he cultivado la prosa, aunque hay cosas que tienen que decirse en poema.

“Si Dios existe y tengo la suerte de estar ante él cuando muera, y si me pregunta qué fui en vida, diré poeta. Es la única identificación que quiero”, responde.

— ¿Cómo celebrará sus 80 años?

— Con mi familia. Me dan un poco de horror las ceremonias y discursos. Decía el poeta Paul Valéry: no hay defensa contra el elogio, si lo atacan a uno, nos podemos defender, pero contra el elogio no hay defensa.