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La desaparición de la interacción ecológica antecede la de especies

Investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM, encabezados por Alfonso Valiente hallaron que la interacción de varias especies vegetales es la clave para la restauración y mantenimiento de ecosistemas

Bienvenidos a Los Reyes Metzontla
Bienvenidos a Los Reyes Metzontla Bienvenidos a Los Reyes Metzontla (La Crónica de Hoy)

Escenario: Los Reyes Metzontla, Tehuacán, Puebla. Al igual que en la región de Zapotlán de las Salinas, el sitio se caracteriza por tener una vegetación de diversas cactáceas, árboles de baja altura y arbustos de la familia Mimosaceae, conocidos también como “mimosas”. 

En el sitio se realiza artesanía con barro, práctica que se mantiene casi igual desde hace siglos. Para ésta, los pobladores emplean leña proveniente de dicha vegetación, así como otros recursos. Es en este laboratorio natural donde investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM han llevado a cabo un estudio que podría cambiar el paradigma de cómo hacer investigación ecológica. 

Si bien ha habido una degradación por la práctica económica de la población, existe aún mucha vegetación que persiste y ha dado valiosa información a los científicos encabezados por Alfonso Valiente. Un modelo desarrollado por ellos encontró que el sistema ecológico podría colapsar tan sólo eliminando el 10 por ciento de las especies vegetales del sitio.

Esto no ha sucedido, pero lo que establece la predicción de los investigadores es destacar el vital papel de las especies “facilitadoras” que componen este pequeño porcentaje, es decir plantas clave, pero no por sí mismas, sino por las interacciones que tienen con otras más. 

De acuerdo con Valiente, los sistemas biológicos se organizan como auto parches de vegetación en los sitios de regeneración de las plantas. Éste proceso involucra diversas interacciones entre “parches”. Por ejemplo, varias especies participan en la sobrevivencia de un solo tipo de cactús, son “facilitadoras” de nutrientes no sólo en el exterior, sino también a través de las raíces: las micorrizas (pequeños hongos que ayudan a fijar nutrientes como el nitrógeno y fósforo) actúan de manera importante en la interacción de las plantas bajo tierra.

Los científicos han comprobado que cuando rompen la red de micorrizas el número de biomasa se reduce. Por otra parte, una especie de planta nodriza, la mimosa por ejemplo, facilita al 90 por ciento de especies de la comunidad, además de que hay una respuesta recíproca, señala el investigador.

Es por ello que el investigador enfatiza que el colapso ecosistémico en este u otro sitio no se relaciona directamente con la desaparición de todas las especies, sino más bien con la desaparición de esas interacciones. “La desaparición de la interacción ecológica puede anteceder el de las especies”.

Cuando el científico se refiere al “colapso ecológico” especifica que no se refiere a su inminencia, sino más bien a la desaparición de esas interacciones ecológicas, que pueden generar riesgos de sostenibilidad. “La especie humana depende de los sistemas naturales porque ahí surgen propiedades ecosistémicas y, si estamos rompiendo y desarmando los mecanismos que sostienen la biodiversidad, podríamos estarnos metiendo en aprietos”. 

Valiente añade que este paradigma en la investigación ecológica puede ser general para cualquier sistema biológico donde haya extracción o destrucción de recursos de forma intensiva. Lo importante para los investigadores ahora es entender que romper esa interacción es peligroso.

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