
La división no es entre chairos y fifís, es entre mexicanos, y el fanatismo extremo, el odio, la diatriba, pervierten el corazón de la democracia, señala el Premio Nacional de Periodismo 2019, Alberto Barranco Chavarría.
Y sobre la comunicación del siglo XXI advierte: las redes sociales deben ser germen de conocimiento, sendero de los valores, convocatoria a la profundización, no campo de batalla.
Maestro de múltiples generaciones de periodistas, y de la gran mayoría que hoy forman parte de la alternativa informativa profesional en los medios tradicionales y digitales, Alberto Barranco acepta dialogar con Crónica, justo después de recibir su premio en el marco de la celebración del 70 Aniversario de la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García”, considerada por especialistas como la mejor de su tipo en el mundo.
Dice que vivimos momentos inéditos, con una real libertad de expresión.
Estamos en un escenario de cambio muy importante, señala, en donde se está abriendo el escenario como nunca a la Libertad de Expresión; hay momentos en que, bueno pues ya se han dicho muchas cosas, se han escrito muchas cosas, sin embargo el gobierno no está interviniendo.
Recuerda que antes, a los periódicos llegaban listas, en todos los sexenios, donde decían a los directores y funcionarios de los medios se les decía: “miren cuantas notas le dieron al presidente, 25 noticias buenas, y 40 malas”. Era algo así como una amenaza velada, y ahora no existe eso, recalca.
El carrusel está lleno de cruces, pero también de luces. La lucha por la independencia, la razón, la justicia social, no admite tregua, ni fatiga.
Durante su brevísimo mensaje al recibir el Premio Nacional de Periodismo, Barranco se refirió al carrusel que viven diariamente los periodistas, lleno de cruces, pero también de luces; la lucha por la independencia, la razón, la justicia social, no admite tregua, ni fatiga.
El periodista que calla, el que tuerce, el que soslaya, traiciona su esencia y asesina su causa. El país ha sido saqueado por políticos rapaces, que a lo largo de los años hicieron del cinismo una doctrina: “un político pobre, es un pobre político”, decía el predicador.
Ante cientos de asistentes al evento, señaló que la complicidad, el contubernio, el maridaje entre el poder político y el económico, volvió causa la simulación y efecto la miseria. Entre más pobres, más carnadas para el voto.
Otro de los males a denunciar se refiere a los empresarios rapaces que usan las administradoras de nómina. Los trabajadores reciben 20, aunque se declaren 10; y a quién le importa si el cargo es contra su pensión.
El tráfico de contratos públicos golpea la calidad de las obras, total, hay más chance de botín con el mantenimiento; y la piñata da para perdonar miles de impuestos, mientras el clamor de los amnistiados habla de incorporar a los vendedores ambulantes a la base impositiva.
El periodista no puede ser impasible ante el saqueo y el derroche, tampoco ante el plebiscito de los mártires que cambiaron sangre por denuncia, señaló.
En las instalaciones del Instituto Mexicano de la Radio, sede de la conmemoración, señala que la relación entre la Prensa y el Poder requiere un equilibrio de otro tipo; ya no se trata del periodista que se acerca al Poder, y lo hace su amigo, su compadre, sino de trabajar con mayor profesionalismo en donde el periodista se olvide de cuestiones que dividan a los mexicanos.
Respira hondo y con énfasis señala, “los periodistas no tenemos, seríamos irresponsables si prohijamos cuestiones donde se segmenta a la gente incluso a los propios periodistas, creo que eso debe desterrarse para el bien de todos, porque a final de cuentas el periodista es un elemento muy importante para la construcción de un país próspero, de un país que tenga un mayor desarrollo”.
¿Está en crisis el periodismo, o los medios de comunicación?, se le pregunta.
Y de inmediato responde. Quienes están en crisis son los medios como empresas. Creo que el periodismo nunca estará en crisis como tal, como ejercicio, aquí está y seguirá estando. Lo que sí existe, dice, es que los medios se hicieron demasiado dependientes de la ubre del Estado.
El gobierno es un anunciante importante, dice, pero no puede ser el factor para el desarrollo, para la sobrevivencia de un periódico.
Ahora esa falta de diversidad y visión empresarial en cuanto al patrocinio de los diferentes segmentos del periódico, ha hecho que vengan despidos, que vengan situaciones de angustia para muchos periodistas, y creo que eso de debía de haber evitado si se hubieran diversificado; y eso le toca a los funcionarios de los medios.
Barranco Chavarría dice que el periodismo sigue y seguirá estando lo mismo en los medios más pequeñitos, en los medios electrónicos, como la radio y la televisión, y ahora también en la comunicación digital.
El que es periodista, y aun los llamados youtubers de esta era de redes sociales, construirá su espacio para decir la verdad, si es que tiene el compromiso con este principio y con el de darle voz a los que tienen voz.
Recordó, por ejemplo, cuando a los hermanos Flores Magón les quitaron la posibilidad de hacer un periódico, escribieron sus textos en la camiseta, con carbón. Cuando no tuvieron eso, bueno les quitaron la luz y aún así seguían escribiendo, hasta quedar ciegos. Ricardo Flores Magón quedó ciego por eso.
Periodista, dice, es todo aquel que comunica, pero lo importante aquí es que se encauce esta comunicación con responsabilidad.
Rodeado de jóvenes que muy pronto estarán implementando periodismo digital en los medios, o en sus propios canales, el Profesor Barranco indica que las redes sociales no deben ser convertidas en una campo de batalla de unos contra otros, porque a final de cuentas es un pleito entre mexicanos, y el periodista como tal debe buscar la unión, no la desunión.
Dice que debemos aprender a ventilar las cosas y opiniones, con respeto y también sin llegar a la censura. “Yo no creo en la censura”, señala con énfasis en su tono.
Barranco señala que en lo que sí cree, es en la responsabilidad, en la conciencia de la gente. “Creo en el Respeto que se debe tener a los demás”.
Posteriormente, el reportero le pregunta al Profesor su opinión sobre el desempeño de las áreas de comunicación social de los gobiernos, del Federal en especial.
Desde su experiencia y convivencia diaria con estas oficinas y funcionarios, resuelve señalar que observa una falta de profesionalización, “yo diría de experiencia, con los que están manejando la comunicación social sobre todo del Presidente de la República, que es el eje, que es el centro en este momento de la información”.
Yo sí creo, dice, que les falta mayor conocimiento, les falta mayor penetración. No nos podemos quedar solamente en que el Presidente es un hombre muy popular, que es un hombre muy carismático, que es un hombre que sabe comunicar; bueno, pues de todos modos requiere de una palanca para que su mensaje sea entendido y entendible, y los comunicadores del gobierno deben profesionalizarse y deben estar los que sepan y lo hagan muy bien.
Clamado y aclamado por personas que querían abrazarle, lo mismo ex alumnos que estudiantes, y ex colaboradores, antes de ir a ellos, el Profesor Barranco señala: creo que el periodismo es la profesión que hace más íntegro al Ser Humano, le hace sacar adelante todas sus potencialidades.
Yo soy feliz de ser periodista, dice lleno de gozo.
Alberto Barranco Chavarría nació en la Ciudad de México. Estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México y periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, donde también fue maestro por más de 20 años.
Inició actividades periodísticas en la revista Señal, dirigida por José N. Chávez González, en 1969. Desde entonces ha destacado como cronista urbano y analista financiero en periódicos, revistas y medios electrónicos. Es Cronista Oficial de la CDMX.
Ha escrito para los diarios La Jornada, El Financiero y Reforma. Fue conductor de Grupo Fórmula y hasta principios de 2019 dirigió los programas Leyenda Urbana y Entre Líneas, en Grupo Radio Centro.
Es autor de los libros Ciudad desnuda, Ciudad de la nostalgia, Ciudad de entonces y Crónicas de la Ciudad de México.
Actualmente escribe la columna Empresa en el periódico El Universal y conduce el programa Leyenda urbana en ADN 40, de TV Azteca.
El Premio Nacional de Periodismo lleva el nombre del segundo director de la Escuela, el cronista queretano Carlos Septién García.
Este galardón se entregó por primera vez en 2009 a la periodista Cristina Pacheco; también lo han recibido Vicente Leñero, Miguel Ángel Granados Chapa, Hugo Gutiérrez Vega, Blanche Petrich y el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional.
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