Opinión

La era del aluminio

La era del aluminio

La era del aluminio

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Teresa Hernández Sotomayor*

Quién no ha utilizado una lata de aluminio para beber un refresco, o el aluminio en rollo para envolver algo que meteremos al horno, o alguna vieja cacerola de la abuela que usamos para guisar. Cuando empiezo a hablar del aluminio en una plática científica, la gente piensa que eso es todo lo que se puede hacer con este metal. ¡Qué lejos estamos de conocer todos los usos que el ser humano le ha dado!

Recordemos algo de nuestra química básica: el aluminio (Al) es el metal más abundante en la corteza terrestre, y el tercer elemento después del oxígeno y el silicio, la diferencia es que se sabe que estos dos últimos elementos tienen funciones biológicas definidas, por ejemplo, sería imposible vivir en la Tierra sin respirar el oxígeno, sin embargo,a pesar de que el aluminio se ha encontrado en todos los seres vivos, desde los más sencillos como los miroorganismos, hasta los más complejos como el ser humano, no se le han encontrado funciones biológicas definidas, al contrario: se piensa que es dañino para la salud.

Si ponemos en contexto el conocimiento que ahora tenemos del aluminio y sus usos, podríamos mencionar que hoy el ser humano vive en la era del aluminio; sí, así como vivió la era de piedra, la de bronce y la de hierro.

Este metal, por su maleabilidad, se ha utilizado para diferentes usos: en la industria del transporte, la aeronáutica, en envolturas, latas, utensilios de cocina, material para la construcción y material eléctrico, entre otros.

Pero, si tiene tantos usos, ¿por qué se dice que puede ser tóxico para los seres vivos?

Empecemos en un día normal de nuestra vida diaria: entramos a la regadera, usamos shampoo, pasta dental, antitranspirante…y ¿adivinen qué? Todos estos productos pueden contener aluminio.

Este metal se puede absorber por la piel, la boca y la nariz, todo va a depender de la forma química en la que está presente. Por ejemplo, si la lata de refresco que vamos a consumir está golpeada, y el líquido tiene cierta acidez, es probable que parte del Al se solubilice; lo mismo pasa con las cacerolas de aluminio que, cuando se golpean y al emplear los líquidos limpiadores,hacen que el Al se solubilice cada vez más.

El Al se utiliza también como conservador en la industria de los embutidos y panes en caja. En los antitranspirantes se usa un coloide de Al que cubre las glándulas sudoríparas, pero estas pequeñas cantidades de Al se pueden internalizar en la piel y, en promedio, el ser humano ingiere entre 30 a 50 mg de Al. La mayoría se expulsa en las secreciones del ser humano, pero poco a poco se puede ir al torrente sanguíneo y empezar a hacer interacciones con moléculas importantes para nuestra vida, como las proteínas o los ácidos nucleicos.

Este metal se ha asociado a enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, entre otras. También puede afectar el crecimiento de ciertos cultivos, como maíz, arroz y trigo, limitando el rendimiento de estos cultivares.

¿Qué podemos hacer los científicos para entender la toxicidad por aluminio?

Entender cómo afecta a la funcionalidad de los diferentes reinos biológicos con los que el Al tiene contacto. Para esto se ha formado una red internacional para el estudio del aluminio, en la que participan médicos, químicos, biólogos, ecólogos, entre otros profesionistas, cuya única finalidad es aportar evidencias de que el uso indiscriminado del aluminio tiene serios efectos tanto en los animales, los humanos y en el medioambiente. Diferentes investigadores en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) —institución integrante del Sistema de Centros Conacyt—  han participado en las reuniones bianuales que se organizan desde la Universidad de Keele en el Reino Unido, para discutir los avances en términos de los diferentes procesos en los que se utiliza el aluminio.

El próximo año el CICY, en colaboración con la Universidad de Keele en el Reino Unido, organizará en Uxmal, Yucatán, la reunión correspondiente al año 2019: el XIII congreso sobre aluminio Future Challenges in TheAluminumAge, para aportar en el conocimiento de la química y los efectos tóxicos de este metal. Dicha organización, me corresponde liderarla. Como investigadora del CICY, he trabajado en diferentes proyectos sobre la toxicidad por aluminio y el crecimiento de plantas, como el cafeto. Esta reunión pretende reunir a más de 150 investigadores y académicos de diversas partes del mundo, para compartir los hallazgos recientes en el estudio del aluminio en diferentes modelos biológicos.

Esta reunión, si bien está dirigida a profesionistas que trabajan con aluminio, también contará con la presencia de expertos en materia de seguridad ambiental, entre otros temas. De esta manera el CICY, como una de sus tareas principales, contribuirá a concientizar a la población de que, si bien vivimos en la “era del aluminio”, el uso indiscriminado de este metal es algo a tener en consideración la próxima vez que alguien nos ofrezca un producto cuyo contenido esté cubierto o hecho de aluminio, o utilicemos un producto de cuidado personal sin leer detenidamente el contenido en la etiqueta.

El aluminio está por doquier. ¿Cuánto aluminio entra en contacto directo con nosotros en nuestra vida cotidiana?

► La doctora Soledad María Teresa Hernández Sotomayor es profesora-investigadora titular E del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY); es Investigadora Nacional Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, y presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias del Sureste (2018-2020). Contacto: ths@cicy.mx