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La escort que ofrecía pruebas de la trama rusa para lograr asilo en EU

Telenovela. La bielorrusa Anastasia Vashukévich fue arrestada hace 11 meses en Tailandia por participar en unos estrafalarios talleres sexuales. Para librarse, ofreció a Washington revelar los nexos entre un oligarca ligado al Kremlin y la campaña de Trump. Nadie le hizo caso, y ahora está detenida en Moscú, después de que la deportaran el jueves

Telenovela. La bielorrusa Anastasia Vashukévich fue arrestada hace 11 meses en Tailandia por participar en unos estrafalarios talleres sexuales. Para librarse, ofreció a Washington revelar los nexos entre un oligarca ligado al Kremlin y la campaña de Trump. Nadie le hizo caso, y ahora está detenida en Moscú, después de que la deportaran el jueves

La escort que ofrecía pruebas de la trama rusa para lograr asilo en EU

La escort que ofrecía pruebas de la trama rusa para lograr asilo en EU

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tailandia expulsó este jueves a Anastasia Vashukévich, una joven rubia, de ojos de un azul cristalino y cuerpo exuberante que ha estado detenida desde finales de febrero de 2018 en Pattaya, un resort turístico. La policía local la arrestó, junto a otras personas, por trabajar sin permiso y, especialmente, por trabajar como una suerte de guía sexual en unos estrambóticos talleres que varios rusos organizaron allí para otros rusos, lo que en la práctica vieron como prostitución.

El caso de Vashukévich fue diferente al de los otros y las otras detenidas. No porque las otras muchachas, todas ellas prostitutas de lujo, más conocidas como escorts, no fueran igual de rubias y exuberantes o porque no tuvieran los ojos igual de azules, sino porque las demás no sabían lo que, aparentemente, sabía ella.

Pocos días después de su arresto, Vashukévich, que además también es modelo y se identifica en Instagram como @nastya_rybka.ru, empezó a difundir, a través de las redes sociales y de los medios que quisieron prestarle atención, una petición formal al gobierno de Estados Unidos para que le concediera asilo a cambio de información sobre la trama rusa que relaciona la campaña electoral de Donald Trump en 2016 con el gobierno ruso.

TEMORES ¿FUNDADOS? Vashukévich exponía que la razón para hacer esta oferta no era sólo su libertad, sino que temía que, si la deportaban a Bielorrusia, su seguridad corriera peligro, porque, supuestamente, se había ganado el odio del Kremlin después de que el conocido opositor Alexéi Navalni usara imágenes que ella había subido a Instagram en un documental que el político realizó para acusar al viceprimer ministro ruso, Serguéi Prijodko, de aceptar sobornos.

Y, de hecho, no sólo la deportaron finalmente el jueves, sino que este viernes mismo supimos que la policía rusa aprovechó la escala que estaba haciendo en Moscú para llegar a Minsk, para arrestarla, acusándola de prostitución, un delito que en Rusia se castiga con hasta seis años de cárcel. Junto a ella también arrestaron a Alexandr Kirillov, quien fungía como director del taller sexual en Pattaya.

Por el momento se desconoce cuál será el futuro de Vashukévich en Rusia, pero sus temores podrían estar volviéndose realidad, puesto que, extrañamente, antes de su arresto, la policía de la Federación había asegurado que no tenían nada contra la joven. Aún así, la esposa de Kirilov anticipó a los medios tras el arresto de la joven que ésta piensa mantener la boca cerrada, porque dice que ha recibido amenazas de muerte.

EL OLIGARCA Y LA CAMPAÑA DE TRUMP. Las imágenes que desataron la discordia con el Kremlin muestran a una Vashukévich feliz, compartiendo escenas idílicas en un yate de lujo con Oleg Deripaska, un poderoso magnate del aluminio ruso que goza de estrechos lazos de amistad con altos miembros del gabinete de Putin, como Prijodko.

Deripaska, a su vez, es nada más y nada menos que el empresario con quién, durante años, hizo negocios Paul Manafort, quien fue director de campaña de Trump durante varios meses en 2016 y que espera su condena de cárcel, que está programada para marzo, por sus delitos de corrupción en campaña.

El caso de Manafort es especialmente significativo, porque sus lazos empresariales con Deripaska, de quién supuestamente cobró millones por asesorías varias, derivaron en una deuda millonaria que, según publicaron diversos medios estadunidenses desde el pasado año, llevó al estadunidense a ofrecer maneras imaginativas para pagar esa deuda.

Una de las maneras imaginativas fue la de ofrecer a Deripaska información de la campaña electoral, incluyendo cifras de encuestas y diversos datos confidenciales, según revelaron medios este pasado diciembre. Manafort hacía estos ofrecimientos a través de un empleado ruso que tenía en una de sus empresas, llamado Konstantin Kilimnik, que a su vez hacía de enlace con Deripaska. Para disimular.

UNA CONVERSACIÓN SIN PRUEBAS. Cuando varios medios, como el New York Times, se acercaron a Vashukévich en la cárcel de Pattaya para interesarse por las supuestas pruebas que tiene, la muchacha dijo que no podía revelarlas porque comprometerían su seguridad. Es de imaginar que, si las presentaba y finalmente nadie le ofrecía asilo, la situación empeoraría. Y así habría sido, porque nadie le ha ofrecido el asilo que solicitaba a cambio de su supuesta información.

Tan profunda fue la relación entre la escort y Deripaska, que Vashukévich publicó un libro titulado Diario para seducir a un billonario. Navalni reprodujo el libro en su documental contra Putin, y agregó imágenes grabadas por la modelo, en las que se veía a Deripaska charlando con Pridjoko en uno de esos yates de lujo en agosto de 2016, tres meses antes de la victoria electoral de Trump. En la conversación, el oligarca departía con el viceprimer ministro ruso, en presencia de Vashukévich, sobre asuntos e intereses rusos en relación con Estados Unidos. Todo ello, en unas fechas en que, según sabríamos después, Manafort ya habría proporcionado información confidencial a los rusos.

Las pruebas que la joven modelo aseguró tener sobre la trama rusa podrían partir de ese mismo viaje en yate de agosto de 2016, pero la realidad es que no hay pruebas directas de nada de ello. En cualquier caso, sí hay tres puntos que son reales y están corroborados. Por un lado, la culpabilidad del exdirector de campaña de Trump a la hora de coludirse con los rusos. Por otro, los lazos de Deripaska con altos empleados del Kremlin y, finalmente, la relación de pasión comprada y lujos compartidos entre Vashukévich y Deripaska.