Cultura

La escritura es un esfuerzo por luchar contra la soledad: Etgar Keret

ENTREVISTA. El escritor israelí visita México para presentar su reciente libro La penúltima vez que fui hombre bala, donde reúne 22 cuentos que hablan de la soledad, el absurdo de la guerra, la tecnología y el Holocausto.

ENTREVISTA. El escritor israelí visita México para presentar su reciente libro La penúltima vez que fui hombre bala, donde reúne 22 cuentos que hablan de la soledad, el absurdo de la guerra, la tecnología y el Holocausto.

La escritura es un esfuerzo por luchar contra la soledad: Etgar Keret

La escritura es un esfuerzo por luchar contra la soledad: Etgar Keret

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"El cuento sirve para compartir con la gente lo que sientes, algo íntimo y hasta turbador", señala el escritor israelí Etgar Keret (Tel Aviv, 1967) quien está de visita en la Ciudad de México para promocionar su reciente libro La penúltima vez que fui hombre bala, donde reúne 22 cuentos que hablan de la soledad, el absurdo de la guerra, la tecnología y el Holocausto.

A través de personajes marginales, como clones que se piensan humanos, hombres necesitados de conversación o personas sin superar la muerte de seres queridos, Keret señala que en este libro editado por Sexto Piso devela recuerdos y sueños que ha tenido durante su vida.

“Creo que un cuento es un anhelo o un intento que nunca llega hacia donde quisieras llegar, apunta en la dirección en la cual quisieras dirigirte. Hay mucho en común entre los cuentos y los sueños porque los dos tienen un gran porcentaje de verdad, tienen un núcleo de verdad, y también en ambos hay algo que no acabo de comprender”, señala el autor en entrevista.

— ¿Qué tanto de sus recuerdos nos comparte en este libro?

— Pienso que los cuentos son un intento de darle cierre a algo, por ejemplo, de concluir algo que sucedió o hacer las paces con tus carencias, pero siempre está ese proceso presente en los cuentos.

— Muchos de sus personajes sienten soledad…

— La soledad es la condición humana básica y pienso que las relaciones humanas son un esfuerzo por combatir esa soledad, pero la experiencia humana es casi innata, cuando estás en el útero de tu madre estás solo y cuando mueres estás solo. Entonces, la vida es una especie de esfuerzo por combatir esta condición ontológica pero que siempre está ahí de trasfondo.

“En ese sentido, la escritura es un esfuerzo por luchar contra la soledad porque cuando escribes tienes la esperanza de que se va a publicar, que a alguien le interesará leerlo y de esa manera te vas a comunicar con ellos Pienso que toda escritura termina siendo un esfuerzo por combatir la soledad”, responde.

Uno de los cuentos de Etgar Keret se titula Tabula rasa, en donde un clon se piensa humano porque su tutor le ha dicho que fueron abandonados al nacer ya que tenían la enfermedad “viejitis”, entonces viven en un una especie de internado donde los preparan para la vida real mediante exámenes que el protagonista no logra pasar repetidas veces.

“El tema de los clones tiene que ver con la necesidad humana de siempre sentirse superior, con esa idea no nos ponemos en el lugar del otro, no consideramos las necesidades o sentimientos de los demás. En el pasado cuando la esclavitud era tolerada usábamos a los esclavos para distintas cosas pero ahora ya está prohibida y se considera un acto racista, entonces en los cuentos los clones acaban siendo los actuales esclavos, acaban demostrando el racismo y ese sentimiento de que haya alguien por debajo de nosotros haciendo las cosas”, comenta.

— En tus cuentos está el absurdo de la guerra…

— La tecnología y la guerra están muy ligadas porque conforme la tecnología avanza nos podemos distanciar del hecho de infringir dolor o del horror que provocamos en la vida del otro.

“Si te pido que mates a alguien a pedradas en la cabeza te costará trabajo porque aunque digas que aquel es mi enemigo y quiero matarlo, tu cuerpo se va a resistir a hacer algo así. Si te pido que le dispares a alguien será un poco más fácil aunque también te costará trabajo, pero si te pido que aprietes un botón para que alguien muera en algún lugar, de esas tres opciones la última te será más sencilla porque tu cuerpo no va a rechazarlo”, contesta.

Es decir, añade Keret, con un ataque con drones no hay sangre porque estás viendo una pantalla y un objetivo, “el dron da al blanco y ya no hay nada más, en ese sentido, matar a alguien con drones es más adecuado para un niño jugando videojuegos que para un adulto”.

En los cuentos de Keret hay mención del Holocausto y de Hitler, hechos y personajes a quienes no juzga, sólo los coloca como parte de las ambigüedades de los recuerdos.

“Soy hijo de sobrevivientes del Holocausto y tenemos cada año el Día del Holocausto, es decir, todo se enfoca en eso, la televisión no transmite deportes sólo noticias relacionadas al Holocausto, los restaurantes cierran y la misma radio sólo transmite canciones tristes. Cuando era niño era el día que más me intimidaba y más temía, era el peor año cuando era niño”, expresa.

Mis papás tampoco pueden escapar de ese día, añade. “Mi mamá vio cómo mataban a su madre y hermano pequeño, mi papá vio cómo torturaban y mataban a su hermana, entonces buena parte de su vida se trataba de escapar de esos recuerdos, de suprimirlos para poder vivir y durante ese día no podían, estaban atrapados en esos recuerdos horribles”, indica.