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Sillas de México. Hasta septiembre 8. Galería Kurimanzutto, Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec. www.kurimanzutto.com
Oscar Hagerman, (España 1936) es un influyente arquitecto, diseñador y docente mexicano quien expone cinco diseños de sillas más ocho variantes de cada una, elaboradas especialmente para esta atípica exposición de diseño en Kurimanzutto; muebles hechos de maderas como ayacahuite, huanacaxtle, pino, encino, haya, cedro, caoba, poplar, tzalam, mango, laurel, teca, fresno, roble, katalox, maple, nogal, etc.; diseños completados con respaldos y pambazos de yute, algodón, tule, piel, palma, estómago de chivo, rattán, henequén, mimbre, etc., materiales curtidos o tejidos a mano o con telar de pedal.
Conocido por su arquitectura rural de escuelas, clínicas, viviendas, centros sociales, etc. Hagerman utiliza austeramente, materiales, conocimientos y cultura locales —muchos de ellos indígenas—, para introducir elementos teóricos, conceptuales, tecnológicos o técnicos de punta. Ejemplo de ello es su silla modelo Arrullo, 1969, inspirada en la sillería popular mexicana, diseñada con principios de ergonomía para la Cooperativa Don Emiliano en Ciudad Neza y la cual fue copiada y reproducida en miles por artesanos de Opopeo, Michoacán, ciclo descrito por Hagerman como, “esta silla salió de un diseño popular y regresó al pueblo”.
Afín a James Metcalf, Ana Pellicer, Víctor Fosado, etc. Hagerman evoca a través de su obra los conceptos de Arquitectura Realista y Arquitectura Orgánica de Juan O’Gorman. Al estar expuesto en una galería de arte contemporáneo, sin querer, esta exposición evidencia el fracaso de tantos artistas que han pretendido incidir y “cambiar” a la sociedad; ya que a lo largo de décadas y de manera sencilla y clara, Hagerman sugiere con su eficiente práctica una especie de Ingeniería Estética y Discursiva en la que confluyen experimentación estética y formal, sabiduría comunitaria, nuevos conocimientos técnicos y especializados, raíces culturales, pragmatismo y política, los cuales terminan por fundirse con la vida misma, objetivo de todo discurso creativo.
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