Opinión

¿La Guardia Nacional a Tepito?

¿La Guardia Nacional a Tepito?

¿La Guardia Nacional a Tepito?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La colosal expansión del narcomenudeo en la Ciudad de México no sería posible sin la complacencia o franca complicidad de la policía capitalina.

Los policías conocen nombres, apellidos y apodos de los narcomenudistas. Saben dónde viven y dónde operan. Los dejan hacer y los dejan pasar a cambio de cuotas diarias, semanales o mensuales, vaya usted a saber. Imposible dejar de lado  a jueces y magistrados.

Me hago cargo de que son expresiones duras pero por desgracia se ajusta a la realidad. No digo que todos los policías constituyan un cártel, digo que la policía capitalina como institución ha sido corresponsable de la explosión de narcomenudeo en la ciudad. En muchas colonias ni siquiera se toman la molestia de ocultar su vínculo. No son pocas las historias de patrullas que pasan frente a una narcotiendita, que funcionan por cierto con total cinismo, y hacen una rápida señal con su sirena. El grado de deterioro quedó claro hace meses en el campus universitario convertido en una meganarcotienda, donde los integrantes de seguridad de la UNAM eran, ignoro si lo sigan siendo, parte central del negocio.

Con respecto al enclave de Tepito hay muy poco que agregar. Las vecindades bodegas y laboratorios ni siquiera son un secreto. Entran y salen hombres armados y los que conocen su ubicación son los policías de la zona, que de nueva cuenta los dejan hacer y los dejan pasar.

Hay otros responsables que suelen esquivar su responsabilidad. Por ejemplo, los dueños de los antros donde se comercia y se consume droga. Son empresarios que tienen un pie en el negocio del entretenimiento y otro en el negocio de la droga. Y claro, otros que escurren el bulto, que hacen como que no tienen nada qué ver: son los consumidores, que se meten de todo y nunca vinculan sus hábitos ni con la violencia, ni con la debilidad de las instituciones, ni con la crisis en el sistema de salud para atender a los que se les pasa la mano.

Ya vimos con el exitoso operativo policiaco de Tepito que sí se puede. Se requiere voluntad política y gente profesional, pero se puede. Los narcos no actúan en la penumbra, se exhiben con cinismo porque saben que cuentan con protección policiaca. Eso debe cortarse de tajo y emprender acciones contra los dueños de antros y también que los consumidores chilangos hagan su parte y asuman que drogas y paz no van juntas. Son una o la otra.

El operativo diseñado por un policía profesional como lo es Omar García Harfuch fue exitoso y mostró sin espacio para la duda que sí se puede. Resultó casi perfecto. Casi porque no faltó el soplón dentro de las filas de la corporación que le dio el pitazo al “Lunares”, que pudo esquivar el brazo de la justicia. De seguro pronto lo atrapan. García tiene a los jefes de Tepito en la mira.

Lo que debe quedar claro para todos, para no generar expectativas falsas, es que la captura de los capos o la desintegración de la bandas ayudan pero no resuelven el problema. En el caso de las drogas, muerto el perro no se acaba la rabia, a veces incluso se expande. Se tiene que actuar sobre el mercado y el dinero que genera. O se legalizan las drogas, o se abate el consumo, porque si los habitantes de la ciudad mantienen su apetito voraz de drogas, siempre habrá alguien dispuesto a vendérselas, aunque en el proceso tenga que acribillar a la competencia. ¿Y si la Guardia Nacional pone un cuartel en Tepito?

Juan Manuel Asai

Jasaicamacho@yahoo.com

@soycamachojuan