Opinión

La Guardia Nacional, el gran negocio político

La Guardia Nacional, el gran negocio político

La Guardia Nacional, el gran negocio político

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 30 de junio, la Guardia Nacional cumplió su primer año de existencia. Entre soldados y policías se autodenominan “las vaquitas” por el color moteado de sus trajes en blanco y negro; bromean que sus jefes y comandantes son los güeyes, que los navales son las “vaquitas marinas” y los elementos procedentes de la policía federal son los “burros”; así se llevan, pero los hechos revelan que los negocios y uso de la GN los pone más cerca del reino político que del animal.

La información obtenida por organizaciones civiles mediante transparencia, con jaloneos y cifras de los gobiernos estatales, permiten descifrar en la actuación de la GN durante este primer año, un alto contenido de operación política y un interés directo en la obtención de recursos presupuestales, proyectos de alto financiamiento y ampliación de plazas.

No parece casualidad que en este año de operación, donde el Ejército mexicano ha recibido mayor apoyo de los gobiernos estatales, incluso donación de terrenos y recursos para construir bases de la supuesta Guardia Nacional, es donde más ha crecido la delincuencia y mayor se ha vuelto el encono entre el gobierno federal y los estatales.

Nada o casi nulo los resultados de la GN en materia de seguridad, combate a la delincuencia, ni mejoramiento de las policías estatales.

El Observatorio de la Guardia Nacional, una organización de especialistas en seguridad y rendición de cuentas revela que en un año, los verdaderos “dueños” de la Guardia Nacional, siguen siendo la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, que han aumentado hasta en un 30 por ciento sus presupuestos, incrementado su equipamiento, la contratación de personal para sus filas y multiplican su posesión inmobiliaria. Paulatinamente, van recorriendo el país apropiándose de terrenos que les donan y ceden los gobiernos estatales para la construcción de bases que son acreditadas en convenios a la Sedena y no a la GN.

A la fecha, esa Guardia Nacional que lanzó convocatorias para contratar civiles, reportó que sólo tuvo 8 reclutamientos de civiles en marzo 2019, todos los demás, 37 mil elementos fueron soldados comisionados, que pasaron de las filas militares a las de la GN, con lo que el perfil absoluto de la corporación es militar, sin el más mínimo interés de ceder el mando a un ciudadano en algún momento, sin otorgar información sobre sus actividades a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la que forman parte, ni avanzar en el compromiso de apoyar y acelerar la preparación de corporaciones policiacas.

La vaquitas de la Guardia Nacional se quejan de estar a cargo de la seguridad pública, de ser maltratados, mal comprendidos y de ser utilizados en diversas actividades del quehacer gubernamental que salen de sus funciones originales, porque ni más ni menos, el gobierno de López Obrador le ha asignado a la GN 43 funciones más de las que le fueron aprobadas en la Ley: transportar gasolinas, libros de texto, alimentar migrantes, construir aeropuertos, organizar subastas, vender aviones, acciones de vigilancia, colaborar en la contención de los migrantes, recibir denuncias, realizar detenciones y aseguramientos, dar atención a víctimas, entre otras.

Pero de cada una de esas actividades extraordinaria, hay pagos extraordinarios sin rendición de cuentas, transparencia ni reportes al poder legislativo que les dio su marco legal. De ahí el conveniente interés de mantener la confusión entre Guardia Nacional y Militares, donde el alto mando de la Sedena puede administrarlo todo.

En 2019, la GN no contó con presupuesto específico, en el segundo semestre del año que inició actividades se apoyó en los presupuestos de Sedena, Semar y se quedaron con el de la Policía Federal. A partir del 2020, la GN contó oficialmente con 29 mil millones de pesos que evidentemente se quedaron en manos de la Sedena para su administración, lo mismo que los casi 100 mil millones de pesos para la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía y los recursos procedentes de fondos de desastre y de ayuda que fueron remitidos a la atención a migrantes bajo la administración militar y no del Instituto de Migración.

El poder de fuerza de la Guardia Nacional es también motivo de cuestionamientos y dudas. En mayo de 2019, a pregunta expresa del Observatorio, la Secretaría de Seguridad, respondió que no había un plan de reclutamiento. A esas fechas ya se sabía que las filas de la GN se llenarían con soldados y navales, pero fue hasta marzo, casi un año después cuando la Sedena informó que la GN tenía 20 mil 235 soldados, 6 mil 637 marinos y 18 mil miembros de la Policía Federal, éstos últimos que tampoco se cumplieron porque las condiciones de transferencia a la nueva GN no ayudaban a los ex policías.

La Sedena busca simular la integración de militares en las filas de la GN, así que mantiene abiertos 12 supuestos centros de reclutamiento, pero todos son en bases militares. La oficina de comunicación social de la Guardia Nacional es atendida por un teniente coronel del ejército, y el día que la Jefa de Gobierno Claudia Sheimbaum informó con respecto al reciente temblor en la Ciudad de México reveló con inocencia que el Jefe local de la Guardia Nacional, era también el Jefe de la zona militar en la Ciudad de México.

Pero el mejor negocio para la secretaria de la Defensa Nacional que en este gobierno ha retomado el poder, los privilegios, el acercamiento presidencial y los intereses, es inmobiliario y en infraestructura.

La información obtenida por transparencia, revela que los gobiernos estatales han donado predios para la construcción de cuarteles de la GN, no a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, ni a la Guardia Nacional, sino a la Sedena y dado que es la Dirección General de Ingenieros la unidad encargada de la construcción de esas bases el presupuesto de obra también queda en manos del mando militar.

No es poca cosa, en 2019 la GN tenía como meta la construcción de 81 cuarteles, pero apenas se terminaron 69 en terrenos donados y dinero aportado por gobiernos locales que recibió la Sedena.

Mire Usted la ubicación de dichas bases, 29 se localizan en Jalisco, 22 en Michoacán y 18 en Guanajuato, justo en estados donde la criminalidad se ha elevado significativamente, justo en estados que le han entrado económicamente a la GN, justo donde se ha elevado la presencia de efectivos militares y justo, todos ellos gobernados por partidos diferentes a Morena.

No parece coincidencia que hace un año, al poner en marcha a la corporación, el presidente López Obrador los catalogara “soldados de la transformación y garantes de la 4T” parece que van cumpliendo.

Twitter: @Ethelriq
ethel.riquelme.fe@usb.edumx