Cultura

“La impunidad tiene una genealogía, una historia”: Yuri Herrera

El escritor Yuri Herrera publica El incendio de la mina de El Bordo, que recupera la historia de la explosión que ocurrió hace casi un siglo en Pachuca y que dejó 87 muertos

“La impunidad tiene una genealogía, una historia”: Yuri Herrera

“La impunidad tiene una genealogía, una historia”: Yuri Herrera

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Uno de los significados del silencio es la impunidad y escribir historias sobre las omisiones institucionales es una manera de prestar atención a las voces que nunca han dejado de hablar, como las mujeres que buscan a sus hijos desparecidos, señala en entrevista el escritor Yuri Herrera (Hidalgo, 1970) a propósito de su libro El incendio de la mina de El Bordo en el marco del Hay Festival Querétaro 2019.

La obra, que es editada por Periférica, recupera los rastros de historia y la memoria oral de mineros que sobrevivieron a la explosión de la mina El Bordo, ubicada en Pachuca, Hidalgo. El incidente sucedió el 10 de marzo de 1920 y murieron 87 personas, pero nunca se inició un juicio contra los dueños ni administradores de la mina.

Yuri Herrera, ganador del Premio Anna-Seghers (Alemania, 2016) y actual profesor en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, Estados Unidos —donde reside—, indica que este libro es muy diferente a sus anteriores: dos novelas, dos infantiles y uno de cuentos.

“Es una narrativa histórica, está basado en una tesis de doctorado que hice investigando los materiales sobre una tragedia que sucedió en Pachuca: en la mina El Bordo hubo un incendio y para controlarlo y salvar las instalaciones, los administradores clausuraron los tiros cuando aún había docenas de mineros adentro”, narra.

En opinión del autor, los enterraron vivos, los asesinaron. “Hubo una investigación pero ésta no se enfocó en la responsabilidad penal de la gente que llevó a los mineros a la muerte, sino en tratar de investigar el origen del incendio. Esto nunca se aclaró”, detalla.

Herrera analizó el expediente judicial Pachuca 1920-66 y recuperó testimonios. “Analicé la ficción, es decir, la construcción de una mentira, en este caso, una mentira institucional o para decirlo en términos actuales: una mentira histórica, una mentira legal”.

Este libro significa para el autor la oportunidad de poner sobre la mesa un tema central: la persistencia de la impunidad. “La impunidad tiene una genealogía, una historia, y este libro es parte de uno de esos capítulos”.

—¿Qué significa para ti el silencio?

—Hablamos del silencio como si fuera una sola cosa pero hay diferentes tipos de silencio. El silencio de esta historia es producido institucionalmente y eso fue uno de los obstáculos a los que me enfrenté al reconstruirla.

“Cuando digo silencios producidos institucionalmente me refiero a que a lo largo de la investigación hay distintos tipos de omisiones: las cosas que no le preguntan a los sobrevivientes o que nunca se interrogó a los dueños de la mina”, responde.

Esos silencios, añade, no hacen que la historia esté manca, por el contrario, “son una parte sustancial de la tragedia y que tienen que ser considerados tan importantes como el fuego que llevó a la muerte a los mineros”.

—Los jueces, la gente del ministerio público y demás, ¿son malos lectores?

—No es que sean torpes o malos lectores, ellos tiene claro cuál es su papel.

“Las instituciones de la ley en México siguen funcionando con una lógica colonial dentro de la cual tenemos ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda y simplemente lo que hay es una serie de formalidades que ocultan esa distinción”.

Con este libro, Yuri Herrera advierte que no buscó clausurar la historia de la mina El Bordo, sino abrir una puerta más para que la gente siga manteniéndola viva.

“La literatura puede ser un espacio apropiado para mirar nuestros conflictos desde otro lado porque si una de las cosas que se supone que hace la literatura es encontrar nuevas maneras de nombrar lo que nos sucede todo el tiempo, tenemos que posicionarnos desde un lugar distinto a ese donde nos posicionan las estancias de poder y los medios masivos de comunicación”, expresa.

Herrera se opone a la frase de dar voz a los vencidos.

“Es algo que nunca me ha gustado. No soy vocero de nadie. No se trata tanto de dar voz sino de escuchar a los que siempre han tenido voz y que no les hemos puesto atención, que no han dejado de hablar todo el tiempo”, advierte.

Aquellas que no han dejado de hablar son, por ejemplo, los pueblos originarios y de manera particular, el escritor destaca tres movimientos: las mujeres de Cherán, Michoacán, que tomaron las armas y ganaron una demanda contra los talabosques ligados al narcotráfico; las madres que no han cesado de buscar a sus hijos desaparecidos y el activismo feminista.

El próximo libro de Yuri Herrera se publicará en diciembre, serán cuentos de ciencia ficción. “La ciencia ficción es uno de los géneros más políticos porque codifican de manera simbólica ciertos problemas. Creo que en estos cuentos tienen que ver algunas de las preocupaciones que me han perseguido: la migración y la relación con el poder, específicamente, de los artistas con el poder”, señala.