Mauro Giaconi (Buenos Aires, 1977) expande el dibujo hacia la instalación, escultura, performance, video o las paredes y arquitectura. Es uno de los más de cien artistas incluido en Vitamin D3, 2021, libro lanzado el 3 de febrero que recopila la actualidad del dibujo global.

Giaconi suele convertir los elementos del dibujo a recursos extra dibujísticos; como en su exposición, Desde el Fondo del Tiempo, Museo Universitario del Chopo, donde la pieza Alma, 2016, hecha con miles de bolsas de plástico cubiertas de grafito que parecían piedras amontonadas o dispersas, convivía con un gran dibujo de pared evocador de la arquitectura del Chopo y Línea Transversal, 2015, video donde perforó una pared con lápices que se rompían a golpe de martillo, acción inspirada en el libro Memorias del Calabozo, 1987, donde dos prisioneros de la dictadura en Uruguay se comunicaban golpeando la pared.

En su muestra, Felicidad, 2016, en la galería argentina Ruth Benzacar, uno de sus performances consistió en cubos de concreto cubiertos con grafito que al ser lanzados y romperse en paredes el polvo revelaba una malla ciclónica dibujada con invisible adhesivo, acción metáfora de la violenta represión de policía a manifestantes argentinos. Con ejercicios de Formalismo Crítico como estas obras, Giaconi se torna heredero de William Kentridge, maestro del dibujo y la gráfica expandida y gran crítico de la historia de Sudáfrica.

Tanto Giaconi como Kentridge son artistas que continúan la expansión del arte iniciada por Klein, Manzoni, Kaprow, etc, demostrando también la tensión entre artistas jóvenes y veteranos y la dependencia-innovación de artistas posperiféricos que adaptan procesos estéticos y formales desarrollados por Estados Unidos y Europa, y como el primer mundo busca controlar el mercado global al depender de artistas foráneos que renueven su tradición. Esto es resultado de cómo la penetración cultural del arte de países ricos se invierte al ser apropiada por artistas antes marginados del canon global.

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