La modernidad que nunca llegó
Ángela Gurría (CDMX 1929), es revisada con una cincuentena de piezas datadas desde 1960 en esta exposición que amplía su muestra en Arte Hoy Galería, 2012, y evoca la publicación de esta misma galería, Ángela Gurría. La Gran Escultora de México, 2013.
A partir de maestros de Gurría como Germán Cueto (1893-1975) y Mario Zamora (1920-2017), Daniel Garza Usabiaga en su ensayo Ángela Gurría: Escuchar la Materia, menciona dos polos en los que transita Gurría: experimentación y abstracción respecto a figuración y tradición técnica. En México esta dicotomía determinó para bien y para mal a pintura y escultura: desde el Diego Rivera (1886-1957) que negó al Cubismo, hasta los monos geometrizados de Rufino Tamayo (1899-1991) o la tensión gesto-geometría en Manuel Felguérez (1928-2020); de Carlos Mérida (1891-1984) pionero de la figuración geométrica y hasta la desastrosa escultura pública de Enrique Carbajal, Sebastián.
Aún cuando las maquetas de Río Papaloapan, 1970, Proyecto para Fuente, 1970, Río Grijalva, 1974, Homenaje a la Ceiba, 1976, Árbol con Pájaros, 1976, resultan tardías en su experimentación del espacio y materiales así como un tanto amaneradas por su carga figurativa respecto a Estructura de Neón para la IX Trienal de Milán, 1951 de Lucio Fontana (1899-1968) o las esculturas de alambre de los cuarentas de Hans Uhlmann (1900-75) o Enio Iommi (1926-2013); Gurría logra un ingenioso equilibrio entre abstracción, espacio y figuración.
Gurría nos muestra con la diversidad de su obra como los mexicanos a partir de la esquizofrenia de pretender estar actualizados pero también ser tradicionales llegamos siempre tarde a las discusiones globales, ya que buscamos integrarnos generando una fuerte unidad desde nuestra irreconciliable multiplicidad cultural. ¿Los mexicanos llegaremos a forjar una unión discursiva entre lo político, lo cultural y lo epistemológico con lo cual integrarnos equitativamente al mundo?.
Twitter: @artgenetic