El arte alternativo está muerto. No más artistas, curadores u otros agentes marginales o subterráneos. Todos somos Capitalismo, ya que toda actividad social y cultural es regulada por el capital. El Capitalismo no es ideología, la única ideología actual es intentar sobrevivir al Darwinismo social y a la Necropolítica de la depredadora civilización neoliberal.

Estas son tres grietas por las que se han infiltrado al mundo “oficial” arte marginal: Artistas de barrio que han penetrado al mundo del arte como Melquiades Herrera, Abraham Cruzvillegas, Moris, Alfonso Zárate, Benito Salazar Guillén, Carlos Santos, Julio Alarcón, Irak Morales. Artistas indígenas como Maruch Sántiz Gómez o Fernando Palma Rodríguez y la expo Los Huecos del Agua. Arte actual de Pueblos Originarios, Museo Universitario del Chopo. (ver Artgenetic 01JUN2019). Artistas como Julio Galán, Nahum B. Zenil o la exposición del Círculo Cultural Lésbico-Gay en el Chopo fundada por José María Covarrubias (1948-2003).

El Graffiti ha devenido en una onanista rutina autoafirmativa de Tags y Bombas hechos hoy con drones y extinguidores desplazada por un Street Art que ha comercializado el espacio público, (ver Artgenetic, 6MAY2017). Desde el Taller de la Gráfica Popular o Roni Templeton y hasta Teresa Margolles, Vicente Razo, Rocío Boliver, La Congelada de Uva, Ron Athey, Piotr Pavlenski, Pierre Pinoncelli, etc., resultan artistas que evidencian al analfabeta Graffiti como arte apolítico, burgués e infantil.

Ante la pandemia del COVID-19 el primer mundo ya busca someter, conquistar y regir nuestros museos, artistas, ferias y galerías de incidencia global, entorno capitalista que paradójicamente es un frente de resistencia ante el dominio cultural, político y económico de los países ricos, resultando tanto nuestra apropiación y ampliación del arte del primer mundo o el lograr entrar en su ecosistema del arte tanto penetración como apropiación cultural, esquizofrenia donde cualquier alternativa al final es asimilada como arte oficial.

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