
El bosque dentro de mí es un libro donde no hay palabras pero sí una historia que demuestra que todos las personas somos un animal más y que el contacto con la naturaleza nos obliga a ser más humanos. Así lo refiere en entrevista a Crónica, Adolfo Serra, autor español ganador de la XIX edición del Concurso de Álbum Ilustrado A la Orilla del Viento, certamen organizado a nivel internacional por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
El libro que originalmente se titula The forest in me, y ya se encuentra en las librerías del país, es una obra que narra a través de ilustraciones cómo un niño emprende un viaje por el bosque acompañado de un amigo enigmático, hasta que llegan a una ciudad en donde ambos experimentan un cambio, pero ¿por qué el ilustrador decidió no usar diálogos escritos?, ¿por qué eligió renunciar a las palabras?
“No creo tanto que se trate de renunciar a algo, sino más bien de buscar la forma en que puedo contar mejor la historia y transmitir los sentimientos que esconde el relato. Un texto habría llevado hacia un camino más cerrado de la historia. Quería utilizar la ilustración como herramienta para contar por sí misma, para narrar y para que sea el lector (niño o adulto) el que cree su propia historia a partir de las ilustraciones”, señala Serra.
Ése era uno de los objetivos del autor al hacer su libro: “que el lector tuviera que completar lo que falta y hacerlo suyo, que se convirtiera en autor de este cuento y tomara decisiones con respecto a la interpretación del mismo”.
—¿Por qué te interesa contrastar los paisajes del bosque y la ciudad?
—En el libro hablo de la propia naturaleza y de encontrarla. También creo que el ser humano está asociado a la naturaleza. A veces se nos olvida en el día a día, viviendo en una ciudad... pero somos un animal más.
“Me llama mucho la atención cuando en la ciudad la gente se cruza y no se saluda, ni se presta atención. En cambio, cuando varias personas se cruzan o coinciden en el campo o en un bosque, quizá surge más la posibilidad de un diálogo o un saludo. Es como si la Naturaleza nos obligara a ser más humanos, a conectar con el otro”.
—¿El bosque es una metáfora de nuestra naturaleza: miedos absurdos y estereotipos de felicidad?
—El bosque a lo largo de todos los cuentos clásicos ha sido un lugar donde se produce una transformación, un crecimiento: Hansel y Gretel, Caperucita Roja... todos entran al bosque de una manera y salen de otra. Es un lugar que produce fascinación y miedo, pero también tranquilidad y calma. Todo depende de la luz o de cómo se mire. Algo similar a lo que ocurre dentro de nosotros.
LIBERTAD. Sobre la fascinación de Adolfo Serra por la naturaleza, ya que en sus otras obras siempre hay hojas secas, árboles, escarabajos y demás insectos, el ilustrador explica que recurre a ésta porque es una fuente de inspiración.
“La naturaleza es una fuente de inspiración, formas, animales, colores, plantas, árboles... Creo que usar la realidad como trampolín para crear es la clave para contar historias”.
En El bosque dentro de mí, la ambientación que Serra utiliza es la diversidad de árboles, luciérnagas que miran el recorrido que realiza el protagonista con su amigo enigmático, cielos estrellados y veredas en medio de plantas.
—¿Cuál fue la mayor dificultad al dibujar un bosque desde diferentes perspectivas?
—Creo que un álbum ilustrado es un relato abierto a la interpretación del lector. La labor del ilustrador debe ser ofrecer pistas, instantáneas de cómo es ese mundo y sus habitantes, de qué ocurre para que el lector pueda verlo en movimiento, imaginar, hacerlo suyo.
“Me gusta pensar que los álbumes ilustrados también pueden funcionar como una especie de película fija...con planos de cámara diversos, primeros planos, vistas desde arriba, zoom. La mayor dificultad fue generar ese contraste entre la naturaleza y la ciudad, el desorden y las formas no definidas frente a lo simétrico y los bloques de edificios”.
La técnica que utilizó el ilustrador fue tinta, agua y en algunos casos, acuarela combinada con tinta; en cuanto al uso de colores opacos, explica que no fue una elección premeditada porque dibujó “siguiendo a los personajes en su recorrido”.
—¿Qué representa ser el ganador del concurso A la Orilla del Viento?
—Recuerdo el día que me llamaron. Estaba en Oporto, Portugal, trabajando para entregar un proyecto de libro de texto donde no tenía mucha libertad creativa. Al ver la llamada pensé que se habían equivocado. Un número de México, ¡debe ser un error! … Ganar este premio con un proyecto arriesgado sin palabras, personal y con una técnica y unos colores muy limitados fue como un empujón para dedicarle más tiempo a mis proyectos personales, a las historias que quiero contar frente a otro tipo de encargos más cerrados. Este premio me ha animado a seguir contando mis historias.
Copyright © 2016 La Crónica de Hoy .