La Organización de los Estados Americanos (OEA) aceptó este martes verificar el recuento de los votos en Bolivia ante la ola de protestas por la caída del sistema y por las denuncias de la oposición de fraude masivo, que ha causado una ola de violencia entre partidarios del presidente Evo Morales y del opositor Carlos Mesa.

En medio de una creciente tensión y de las duras advertencias de EU, el gobierno optó por solicitar una auditoría, aunque aún no ha aclarado si acepta las condiciones del organismo, que exige que sus conclusiones sean vinculantes.

Poco antes, el vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, Antonio Costas, presentó su renuncia, ante la “convulsión social” generada por la caótica actuación del organismo, que autorizó la caída del sistema, cuando el conteo rápido anunciaba que el candidato opositor Carlos Mena había logrado colarse en segunda vuelta contra el presidente Evo Morales, y se reanudó el conteo —veinte horas después—, cuando el conteo rápido proclamó ganador en primera vuelta al candidato oficialista.

La actuación errática del TSE, incapaz dos días después de las elecciones de terminar el escrutinio oficial, ha causado violentas protestas entre seguidores de Morales y de Mesa, de la que salió mal parada hasta una estatua de Hugo Chávez, derribada por simpatizantes de la oposición.

Poco antes de la dimisión “irrevocable” del vicepresidente del TSE, la presidenta del organismo electoral boliviano, María Eugenia Choque, aseguró entre sollozos que teme por su integridad.

HABRÍA SEGUNDA VUELTA. En medio del caos, el lento escrutinio oficial proseguía ayer. Con el 80 por ciento del voto escrutado, Morales obtenía el 44.2% de los votos contra el 39.59% de Mesa, lo que, de mantenerse, hará que haya finalmente segunda vuelta.